“Los dichosos”


Dichosos aquellos que no tienen por qué preocuparse por vivir, aquellos que sus sueños no han sido aplastados por la monotonía de la vida, aquellos que su única ilusión es tener algo que cuidar de los rayones y los robos.

Dichosos los que no sufren cuando la soledad ataca por las noches y te das cuenta de que no tienes a nadie que te proteja del frío, del sol y de la hipnotizante luna; dichosos aquellos que no son presos del encanto de su luz, de la eterna espera y de los recuerdos que ésta trae consigo

Hoy me piden, me exigen, que sea "mejor" que ayer, que deje de ser un soñador y empiece a ser un trabajador, que sea un vagabundo de las empresas, que vaya de cubículo en cubículo hasta llegar a una oficina llena de títulos y reconocimientos, en un piso alto con cristales dejando ver la ciudad; dichosos aquellos que tienen todo eso.

Yo apenas puedo pensar en números, palabras, en ella, en las cosas que no son, vivo entre sueños, suspiros, desvelos y anhelos, me escondo en las notas, en mi cama y en esas pláticas que no puedo olvidar; ¿qué otra cosa puedo hacer?; ¿qué otra que no sea soñar? Soñar que estoy viejo, en la playa, tirado en la arena escuchando la brisa del mar recorrer tu largo y blanco pelo, pero cuando abro los ojos, no soy viejo, estoy tirado en mi cama, no hay brisa ni tu pelo, dichosos aquellos que duermen arrugados en compañía de alguien.

Hoy me siento en el granizo, en esta tormenta que está inundando mi cuerpo, en este huracán de sentimientos que se está formando en mi interior, hoy me siento, solo, a obscuras, en el frío, con los ojos nublados, con la mente pérdida, y sin una guía. Dichosos aquellos que juegan en las lluvias, aquellos que no sufren de huracanes, dichosos los que no se sientan solos; dichosos aquellos que tienen un paraguas.

Hace poco que he tomado el timón de mi vida y navego por un mar de dudas, sin brújula, sin tripulación, sólo con la seguridad como segundo al mando; a veces me siento en la proa y me pregunto si iré por el camino adecuado; la misma seguridad me responde que siga a mi corazón no importa que tan lejos éste me lleve, no importa que tan profundo me lleve, con certeza he de llegar a algún lado, a una playa nueva tal vez, o quizá me devuelva a donde pueda continuar un camino inconcluso; dichosos aquellos que saben navegar con vela de certeza y no sólo de seguridad.

Alguna vez pensé que para ganarle a la vida había que saber exactamente qué hacer, tal como en un juego de ajedrez, ahora sé que hay veces que debes dejar todas las razones por un lado y aventar una moneda al aire, que el destino de todos modos decidirá y no hay nada que podamos hacer; es por eso que esta vez gritaré y dejare que el destino decida; teniendo nada más que la esperanza de ser parte de aquellos dichosos que han ganado el volado.