Me han contado historias disparatadas en tabernas de barrio, cuando ya las botellas de cerveza no caben en la mesa y toca traer la canasta para ponerlas allí y comenzar una cuenta nueva, oyendo estos artistas populares que tanto nos gustan en radiolas nuevas y una pantalla donde se pueden ver los videos. Nosotros siempre contamos historias buenas porque hemos vivido, hemos andado por muchos caminos y conocemos mucha gente recorrida, no nos ha tocado fácil, nada de eso; nos llevaban desde muy chiquitos a la universidad de la vida y aprendimos a nunca dejarnos de nadie, ¡o díganme que no! La verdad creo que de lo que más hablamos es de peleas que tenemos y vainas tristes, desgracias y engaños, es como para desahogarnos que uno toma, sí o qué, y cuando uno habla mucho se va a la casa, que queda a la vuelta de la tienda, enciende el computador como puede, y con el último aliento que queda antes de caer dormido y tomado en la cama que no tendimos en todo el día, escribimos algo medianamente coherente, para cuando se tenga más equilibrio y tranquilidad se pueda escribir mucha cosa de un par de cosas que al principio parecen increíbles, como estas que acabo de escuchar, ¡Y mañana toca ir a trabajar!... Maldita sea, y por ese sueldo de porquería...
|