Quien calla otorga, quien se silencia en la encrucijada, se transforma en una rama más, una veleta desteñida, una piedra sin destino.

¡No señor! ¡Ha llegado la hora de nombrar al pan porque es pan y al vino, porque es vino! No más tibiezas verbales ni omisiones entre cobardes bambalinas. Desde hoy, adquiero la categoría de ser opinante, asertivo y si no asertivo, por lo menos comprometido con mis ideas. Basta que otros sean mis representantes, basta de silencios timoratos y evasiones por la puerta de servicio. Miraré a los ojos a mis interlocutores y enunciaré mis verdades sin que me tiemble el pulso, hablaré fuerte y claro, mi voz llenará todos los recintos y no habrá ser alguno que…

-¿Qué estás diciendo?
-Este, hum, yo…nada…es decir, sólo…
-¿De que hablabas?
- Estaba…hum… decía que…bueno, él decía, yo repetía…es decir…yo…nada…hum…