Dame del amor la seña,
de la muerte los crepones;
dime la estrella que no tiembla
el agua que no pasa,
el amor que no padece eclipse,
la sombra que no apaga,
la boca fresca, los labios encedidos,
juntos tu y yo,
dando pasos progresivos.

Muestrame un camino
sin raices ni piedras ni barrancos,
que no muera en donde el rio despliega
sus playas, sus trampas, sus engaños,
que no busco la senda que en la tierra
me lleve al campo de dorados frutos;
mi corazon, pajaro herido
con la flecha que vino del cielo destinada,
procura paz, no el alimento
que la bestia por el mundo halla,
no el agua que regalan los arroyos,
no la flor con que se adorna el mundo.