Llegó de la Calle.
Si, llegó de la calle. Cuando se presentó en mi vida la ignoré. Luego ante su presencia hasta la desprecié. Pero siempre volvía, siempre estaba ahí. Se había empecinado en su conquista. Me esperaba. Al verme llegar su mirada era una rara mezcla de felicidad y temor. Temor porque seguro presagiaba mi insulto y sabía que prácticamente tenía que huir para evitar que mi enojo llegase a los hechos.
Pero estaba dispuesta a conquistarme. Esa era su decisión. Al salir cada mañana ahí estaba. Al retornar de mi trabajo, de nuevo ahí. Al verla llegué a maldecirle y en alguna ocasión le solté una palabrota de insulto. Pero ella me había escogido. Estaba dispuesta a lograrlo. Aunque la veía excesivamente flaca, descuidada y sucia, advertía su garbo.
Hasta que un día, no se movido por cual impulso, opté por pasarla adelante. La alimenté, la bañé y la sequé con una toalla que calenté previamente. En ese momento, al realizar ese acto, casi lo asumí como una obra de caridad. Todavía no comprendía que la caridad la hacía conmigo.
Así llegó Santi a mi vida. Así la bautizó mi esposa. Perra negra total y de raza callejera. Sus orejas son caídas y su pelo muy corto. Su rabo es del largo de sus patas y golpea duro como un latiguillo. Es mi compañera en mis sesiones de ejercicios, pero especialmente en mis caminatas diarias. Compañera fiel y hasta protectora ante cualquier ataque, humano o canino. Va a mi lado sin correa, salta, corre, avanza. Me vuelve a ver, su mirada me lo dice, --- ¡sigamos adelante, aun nos falta.¡--- Su garbo y elegancia ocultan la ausencia de su belleza física. Con su simpatía, su mirada vivaz y su ternura me cautivó y me dio una gran lección de vida.
Yo la acepté, ella me escogió. En la vida muchas veces pasamos sin advertir, que hemos sido escogidos, aunque creemos que somos nosotros quienes hemos tomado la decisión. No nos percatamos que cuando hacemos una buena obra, el primer beneficiado es uno. No importa que no se obtenga retribución inmediata, el beneficio siempre llegará, cuando menos se espera y como menos se espera. En este caso tuve el beneficio de ser retribuido de inmediato con compañía, cariño y vivacidad. Son lecciones de vida que un ser irracional nos puede dar. Son los medios, sin demagogia, ornamentos ni ostentación, que el Dios vivo sabe usar.
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