El cruento atentado del pasado jueves en el tren de Madrid sin duda que caló muy hondo en el alma de los españoles. El shock generado por el ataque terrorista no sólo provocó un dolor generalizado sino un rechazo lógico a los culpables del mismo.

Siendo Al Qaeda hasta el momento el único responsable de los hechos, cabe preguntarse por quién votaron los españoles y si estaban en un sano juicio colectivo como para hacerlo adecuadamente. No hay duda de que los resultados significan un duro revés para el PP que es sindicado como el responsable directo de los crímenes al haber apoyado la intervención americana en Irak. Tampoco parece haber dudas respecto de que el incremento de electores se debió a la gran cantidad de jóvenes en edad de voto que hasta el miércoles eran, a lo menos, indiferentes ante las políticas de uno u otro partido. Ante esto, resulta pertinente la mencionada pregunta.

Si no hubiese ocurrido el sangriento hecho del pasado jueves, es probable que el partido de Zapatero estuviera lamentando una nueva y estrecha derrota que, quizá, hubiese sido más amplia si la ETA hubiese estado detrás del atentado, en razón de que el gobierno de Aznar, como nunca antes, les había planteando un abierto e implacable enfrentamiento.

La gente del PSOE debe estarse refocilando de su triunfo, legítimo y contundente. Pero no deben olvidar en qué condiciones se gestó, para estar a la altura de las circunstancias.