Habia una vez, en un pais muy lejano, una princesa. la princesa mas hermosa de todos los tiempos. con un cabello rubio que brillaba como el oro, y unos ojos color cielo, tan bellos que era dificil soportar mirarla directo a los ojos. Un dia, la princesa, al cumplir sus 21 años decidio contraer matrimonio. pero el problema era con quien. encerrada en las comodidades y los lujos de su castillo nunca se le habia ocurrido aventurarse al mundo exterior. los muros que la separaban del pueblo era lo mas lejano que conocia. entonces, emulando a antiguas generaciones de mujeres en su familia, convoco a todos los hombres de su pueblo y de aquellos pueblos cercanos a asistir a su castillo. esa noche, cada uno de los caballeros pasaria frente a ella, tendria el honor de saludarla, de conocerla, y debia contarle a la princesa que era lo que pensaba darle si ella decidia casarse con el. la noticia, entonces, se difundio.

el dia indicado, la princesa vestia un vestido rosado, con un inponente peinado y maquillada de tal manera que parecia un angel. la cola de los hombres que se habian reunido parecia interminable. daba vuelta al castillo y se perdia en el horizonte. y fue asi que fueron pasando, uno a uno, mientras ella, sentada en un trono enorme los recibia. el primero, un adinerado comerciante, le ofrecia millones en joyas, el segundo, un duque de un pueblo vecino, le ofrecia conocer el mundo a bordo de su barco repleto de comodidades. otros le ofrecian campos, castillos, caballos, ropa, salud, dinero, amor. la princesa presto atencion a los primeros, pero a medida que fueron pasando, y mientras las ofertas se repetian una y otra vez, la bella fue perdiendo interes.
la cola de hombres se acababa, luego de largas horas, se iban terminando las ofertas. Pero aun quedaba uno.

Al final de la cola, el ultimo de los aspirantes a la dama, no era como los demas. no tenia dinero, ni habia llegado en barco, ni en caballo, ni con trompetas, ni siquiera iba vestido de llamativas y refinadas prendas. era un simple vagabundo. con la barba larga, enredada, sucia. con su pelo negro por los hombros, con ropas rotas, estiradas, mojadas; y con mal olor. era claro que ese hombre hacia tiempo no se bañaba y que vivia en la calle. al verlo, la princesa abrio grande sus ojos. a medida que se acercaba a ella, los murmullos a su alrededor aumentaban. hubo un silencio inusual cuando el hombre se dispuso a hablar. "Si usted, princesa, me elije a mi como esposo, yo estoy dispuesto a pasar 100 dias y 100 noches al pie de su ventana, sin comer ni beber. solo por usted." dijo, y todo el salon riò. el vagabundo no se inmuto ante las carcajadas a su alrededor, en cambio, miraba a la sorprendida princesa directo a los ojos, esperando una respuesta. la princesa se levanto, pidio silencio y dijo: "esta bien, buen hombre. si tu cumples con tu promesa, yo te concedere el honor de ser mi esposo". las risas en el salon continuaron, esta vez mas timidas, casi entre dientes.

al otro dia, el vagabundo se sento al pie de la ventana de la princesa. la gente no le prestaba demasiada atencion. paso un dia, dos dias. diez dias, veinte. al llegar a los 50 dias, la gente ya hablaba de el, y los comentarios comenzaban a circular. "Se rendira antes" decian unos. "De cualquier manera, la princesa no lo aceptara" decia otro. "Se morira de hambre y sed en poco tiempo" comentaba preocupada una señora. pero la realidad era una. el vagabundo permanecia alli, flaco, sucio. llego el dia 90 y la gente comenzò a juntarse para verlo. el no se inmutaba. por otro lado, se corrìan rumores de que la princesa lo vigilaba desde su ventana, que aunque habia permanecido cerrada, permitia ver desde adentro.

la cuenta seguia, llego el dia 95, y de lo unico que se hablaba en el pueblo era de lo que ocurrirìa el dia numero cien. "la princesa no aceptara casarse con el, lo humillara" decian. "Se casaran y seran muy felices" auguraban los menos. pero nadie, ni el mas aventurado de todos los pueblerinos, podia imaginarse lo que estaba por ocurrir.

Llego el dia 99, y el pueblo entero, mas gente de pueblos vecinos se acumulo alrededor del vagabundo y del castillo para ver el tan ansiado desenlace. el vagabundo daba lastima. con la ropa mojada, terriblemente sucia, impresionantemente flaco y con animales y roedores a su alrededor. faltaban unos poco minutos para que se cumplieran los 100 dias, cuando de repente, el vagabundo, con grandes dificultades se levanto y comenzo a caminar, alejandose del castillo. los murmullos fueron instantaneos. "Esta loco" decia la gente. el vagabundo se abria paso entre la gente, totalmente sorprendida. cuando estaba ya por atravezar la pared de gente, una señora la frenò, y le preguntò: "pero por que es que te marchas, estas a punto de casarte con la princesa... por que no te quedas?" el vagabundo miro a la señora, luego a la ventana de la princesa, y dijo: "la he esperado durante 99 dias a sol y sombra, con frio y calor, con hambre y sed, y ella ni siquiera se ha inmutado. entonces, quiere saber por que es que me marcho?" le preguntò. "me marcho, por que la princesa no me merece" y sin mas, se fue.