Este cuento tiene que ver con duendes, de esos que aturden conciencias. De alguna manera esas sombras que me persiguen toda la vida de alguna manera te acechan desde el momento en que me leas. ¿Cómo entonces te puedes enganchar y sujetar a ese mundo que gira en torno mío, si no es a través de mis fantasmas internos?

Piensa en esto, leer al otro es hundirse en paroxismos amplios en la medida en que me entiendes. ¿Qué quiere decir esto? .... Que tal vez el lenguaje sea una expresión de lo pensado en la medida en que piensas al otro. Es como unirte a otra alma a través de hilos invisibles representados en palabras que se leen (o que se interpretan). ¿Dónde están las alucinaciones entonces? ¿En tu mundo, en el mío, o en ambos?... Tal vez esas figuras difusas desde sus propios espacios son los que tejen palabras en nuestra imaginación. ¿O es al revés?

Lo anterior es una conversación inicial entre un paciente y un psiquiatra... o mejor dicho es la manera en que profesionalmente este especialista en la mente dialoga con sus entrevistados ... Por algo nuestros antepasados creían en los cuentos, quizá los chamanes a través de sus cantos traspasaban los sueños de la tribu..tal vez las mujeres que esperaban a sus esposos en guerra contaban historias a sus hijos, para calmarles el dolor de la ausencia del padre... En todo caso despúes de un silencio muy largo el paciente que estaba en ese diván, tal vez esperando una frase de aliento de parte del Dr. Mente, abrió los ojos espeluznado, y en voz entrecortada le dijo al interlocutor.

-Usted me acaba de convencer que mi verdadera elección es desprenderme de mis temores internos, toda la vida he tenido un fardo muy pesado, expresado en angustias posesas que han marcado mi existencia. Debo liberarme, y ya sé gracias a usted que mi única arma certera es el lenguaje, éste me permitirá invadir situaciones extremas para poder interpretar la realidad; y a la vez podré regresar gracias a cuán certero sea en convencer y persuadir al otro...

Seguidamente dos personas entraron a la habitación mientras el paciente y el Dr. Mente se miraban fijamente. Por lo demás solo pudieron colocar una gran camisa de fuerzas entre los dos personajes que se retorcían inútilmente ante el acoso vigoroso de los enfermeros.

Primera parte de: Todo comienza de alguna manera o cómo colocar una camisa de fuerza a las pesadillas internas.