Las lagrimas ruedan por mi rostro y estas queman mi cara como si su composición fuera tan corrosiva como la tristeza que en esta noche melancólica me invade.
Las lagrimas siguen rodando y rodando; cayendo sobre el papel de algodón que hoy por la tarde compre para poder dibujarte, desdibujarte, trazarte, capturarte en las paredes de la creatividad inmensa que encierran mis manos, mi mente, mi corazón negro y mi voraz deseo de percibirte a través de mi.
Desdeño mis recuerdos, mis memorias y mis pensamientos recientes para encontrar la imagen exacta que ha de dar luz a tu eclipsante figura que he de capturar en papel, en imagen, en esencia, en trazos, en líneas que solo he de comprender a través de la visión misteriosa que representas para mi.
Las lagrimas siguen rodando y rodando, manchando el papel en el cual poco a poco te ves capturada, inmortalizada. Trazo a trazo capturo mas tu esencia, tu ser, tu alma oscura y esa mirada que previamente fue, y es; mi guía por las noches frías al emprender el vuelo a través del batiscafo de mi augurio fugaz que inerme te atrapa cada noche; y heme aquí, tratando de no sentir ese menester por ti que carcome mi alma y que me hace plasmarte, inmortalizarte en mis trazos, en las líneas perfectas que son prefijo de tu ausencia física y tu presencia espectral.
Las lagrimas siguen rodando y rodando; y siguen manchando este papel que ha de ser tu eterno retrato que ha de vigilarme y cuidarme cada noche, como lo hace tu mirada, como lo hace tu presencia, como lo haces tu, solo tu.
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