CONFESIÓN
Llegó un día de invierno, era justo como lo había soñado. Un temblor recorrió mi cuerpo cuando lo vi, ahí en la cocina. No me dijo nada, no le dije nada. Ambos sabíamos que ya nos conocíamos.
Desde ese día el miedo invadió mi vida. Estaba tan cerca, no podía ser peor. Siempre había tratado de evitarlo, pero ya era tarde. Definitivamente se había concretado…¡Tantos sueños!...o más bien pesadillas, tanto color marcando huellas de dolor!!...
Ahora debía ser más cuidadosa, tenía que evitarlo a toda costa, esconderme de él…o esconderlo de mí. Pero mientras más lo evitas, más lo ves. Te sigue, te acosa, no sabes cómo…está en todas partes. No puedes dejar de pensarlo. Los sueños no paran, ya no puedes dormir, no hay salida…
Cuando lo inevitable se acerca..los pájaros dejan de cantar y sólo oyes a tu corazón latiendo sordamente. No te deja tranquila, es como el reloj que está a punto de dar la hora de la alarma, pero ya estás despierto. Tu mente no para de dar vueltas y a dónde mires…sólo lo ves a él.
Esa tarde otra vez comenzó a hablar. Dijo que estaba cansado, que nada le importaba, que todo estaba mal. Reproches, ofensas, lo de siempre. Pero esta vez no estaba sola..no!!..él me acompañaba. No es que lo deseara, más bien al contrario, pero estaba ahí, al alcance, tan cerca, tan mío, como en los sueños.
Nadie podría decir que yo lo había traído, porque nunca lo quise,..¡nunca!...Todo me daba vueltas, mi corazón opacaba las palabras que venían como flechas hirientes directo a mi mente. Veía todo nublado, todo se manchaba...
De repente...no sé de dónde vino una fuerza sobrehumana con la que me así de él y éramos uno. Uno en el dolor, uno, sin poder escapar. Él me guió, me llevó directo a su cuello y todo se tiñó..como en el sueño…¿estaba dormida?...
Fue tan rápido…y tan lento…No era cierto…no podía ser verdad!!!....
Creo que perdí el conocimiento….¡Quería que todo acabara!...Que nada fuera cierto!...
Cuando abrí los ojos..su cuerpo estaba en el suelo, bañado de un pegamento caliente aún…el mismo que me ataba a aquel cuchillo, preso en mis manos rojas…de sangre.
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