Buscando un lugar en donde,
Realizar mi oficio me encontraba,
Al regresar del exilio,
A mi tierra amada.
Aunque optimista caminador,
Con mis papeles en la mano,
Se que jamás seré,
Tan respetable como mí hermano.
Más eso no me detenía,
Caminando justo abajo,
De la estrella amarilla,
Tenia que encontrar trabajo.
Mi sudor mojaba la camisa,
Se pegaba al transporte urbano,
Yo sonreír quería lo juro,
Pero tenia apretada la mano.
No me quedaba nada a mi regreso,
No tenía trabajo y mi casa había perdido,
Mi familia me creía muy poca cosa,
Ya que como mis hermanos no he sido.
Pero nada de eso me tumbaba,
Hasta como un reto lo veía,
Mas mis piernas se negaban,
A dar paso ¿Qué seria?..
Una enorme lagrima en mi cara,
Por mis negros lentes ocultadas,
A las personas mostró,
Mi tristeza que avanzaba.
Por mas que combatía,
La fatal melancólica,
Algo pensar me hizo,
Que no lo lograría.
Ya que un recuerdo,
Estará siempre,
A mi lado inevitablemente,
Desde un día de septiembre.
Ya en mi corazón siento el invierno,
Y un dolor insoportable del infierno,
La más dantesca pena,
Por la ausencia de Lorena.
¡Ho Lorena.!
Por el ángel a mi enviado,
Y después arrebatado,
A quien no dejo de llorar,
Y a quien no dejo de pensar,
Y a quien de vano he de nombrar.
Los ansiosos de sangre mosquitos,
Sendas ronchas en mi cara,
Provocaron 3 o cuatro,
Fui medido con mi vara.
Un sonido agudo retumbó,
En mi cabeza distraída,
De un horror desconocido,
Mi alma cuenta de daría.
Cuando de un cielo sin nube alguna,
Y un calor de los dolorosos,
Una sombra oscura y fría,
Me cubrió de trozo en trozo.
Empezó por mi cabeza,
Mi cabello se cubrió de hielo,
O al menos eso pensaba,
¿Qué aquello pudo hacerlo?
Los rostros de los transeúntes,
Perdían los ojos y el color,
El piso como un gran hoyo,
Abrió mis ojos de terror.
Los coches al nuevo vacío,
Caían como granizo,
Y el granizo como fuego,
Explotaba al tocar piso.
La sombra no era común,
Ya que sólida la sentía,
Como un espantoso peso,
Sobre mi cuerpo se cernía.
En la oscuridad extrema,
Casi pude ver,
Una cara del averno,
Como la muerte vil y cruel.
Intente escapar de carrera,
Y al no lograr tal meta,
Busque y busque maneras,
Pero a la muerte no hay treta.
Así que desechado toda duda
Encare la parca vil y cruel,
Casi casi puede ver,
La misma cara de Luzbel.
¿Qué de mi tu quieres mal nacida?
¿Por qué te empeñas en seguirme?
¿Por qué simplemente no me llevas?,
En lugar de en esta tortura sumirme.
Llévame ahora por favor,
Y termina con esta imposible pena,
Como una pesadilla de demonio,
Por la ausencia de Lorena,
¡Ohhh Lorena!
Por el ángel a mi enviado,
Y cruelmente arrebatado,
A quien no dejo de llorar,
Y a quien en vano e de nombrar.
Entonces la muerte hablo y me dijo,
No te llevare ahora,
Mereces quedarte en tu tormento,
En esta…. y toda hora.
Solo estaré contigo,
Acompañándote en todo lugar,
A donde vayas mi sombra,
Siempre te ha de acompañar.
Le rogué que me llevara,
Y ya no sufrir más,
Por el ángel a mi enviado,
Que en vano he de llamar.
Pregunte; -¿Llegara el día?
En que esta alma atormentada,
Encuentre su amor perdido,
¿Y tenga la misma almohada?
Y la sombra mas espesa,
Nublo mi vista por completo,
La aparición con su voz de trompeta,
Dijo esto sin respeto.
Nunca más la veras se ha ido,
En otros brazos dormirá tranquila,
Ni un recuerdo guarda en su mente,
De a tu lado su vida.
Nada vales para ella,
Ni para el fruto de su vientre,
Lo sabes y recordaras,
Todo esto para siempre.
Cuanta razón tenía la muerte,
Por que no la quise escuchar,
Igual que el amor se fue de mí,
La esperanza ha de escapar.
Un corazón sin esperanza,
Es un corazón sin vida,
Pues ese es el mío
Y es de buitres la comida.
Dime la verdad –yo dije,--
Contéstame con la verdad,
Dime si este corazón muerto,
Volverá a Lorena abrazar.
Di si alguna vez este hombre,
Vera al ángel a mi enviado,
Que la vida tan terrible,
Ha cruelmente arrebatado.
Y la aparición dijo,
Nuca mas volverá se ha ido,
Ni un recuerdo de ti en su mente,
Tu esperanza se ha perdido.
Calla- dije gritando;- mal nacida,
Tiene que existir fin al tormento,
Tal vez de olvido una ambrosía,
Dime si existe al momento.
Mi camino continué por esa calle,
Auque ya no parecía ser la misma,
Resignado a mi nueva situación,
Donde no hay para mí una bizma.
Cuando oh desgracia mía,
Percibo su olor desde las flores,
Puedo en el cielo ver sus ojos,
Que la misma creación mejores.
La sombra seguía conmigo,
Pero nadie más la veía,
Todos enfermos de la vista,
O la mía mejor sería.
De mi billetera tome la tarjeta,
Con mensaje de su puño y letra,
La sombra soltó carcajada,
Mi dignidad dejo aplastada.
Pobre cucaracha – la sombra dijo-
Te abrazas inútilmente,
Eso lo escribió en otro tiempo,
Que aunque para ti es el presente.
Para ella es una vida pasada,
De la que no tiene memoria,
No te digo que la olvides,
Por que se que no podrías.
Solo me burlo de tu estupidez,
Y del calvario sin tu amada,
Por siempre noche y día,
Para ti no hay ambrosía.
Llegue a mi refugio hogar,
La sombra llego conmigo,
Recordando siempre que existo,
Aunque no así mis amigos.
Ya desesperado pensé,
Que una pesadilla todo era,
Que Satanás no resistía,
Ni siquiera el mismo diablo pudiera.
Pensé que despertaría,
Y que tendría a mi diosa nuevamente,
Que con un beso ella podría,
Borrar el dolor y angustia de mi mente.
Mas la sombra vil y cruel,
Me hizo ver equivocado,
Terrible realidad no había duda,
De mi corazón buitres hacían bocado.
A mi mismo dije al momento,
--Por favor no seas idiota,
Ella no te recuerda,
Tu planeada vida ha sido rota.
Ya no aceptes más la tortura,
Ya no tragues más la pena,
Olvida tu ilusión estúpida,
Olvida a la ausente Lorena--.
--¿En serio crees poder hacerlo?--,
Pregunto la oscuridad,
Auque sabía la repuesta,
No le habría de contestar.
Después de horas concilié sueños,
Y soñé con mi diosa adorada,
Pero hasta en sueño me rechaza,
Con su frase “no” helada.
Al despertar busque la luz,
Pero esta nunca apareció,
Solo mi obscura acompañante,
Con su espantosa voz saludo.
Y hasta el día de hoy la muerte,
Camina y flota junto a mí,
Recordándome la pesadilla
Que desde ese día viví.
La pesadilla de estar sin mi diosa,
Sin el ángel a mi enviado,
A quien llamo y lloro inútilmente,
Quien me fue arrebatado.
¡Oh Lorena........!
Día con día sufro el castigo,
La madre de todas las penas,
Como del diablo terrible sueño,
Por la ausencia de Lorena.
¡Oh Lorena........!
Como del diablo terrible sueño,
Por la ausencia de Lorena.
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