Como una pesadilla,
De el mismísimo Belcebú,
Como del infierno las orillas,
A este mundo llego como albur
Nada habría podernos preparar.
En aquel viejo edificio,
Donde vida y muerte convivían,
Donde sangre era vida y maleficio,
Ángeles de blanco ahí estarían,
Sucedió lo que no debía pasar.
La gestación a su fin llegaba,
Mujer por familia y mundo olvidada,
De dolor la fémina gritaba,
Aunque un anhelo su mirar reflejaba,
Viva el parto no podría terminar.
Al sentir aquello el galeno,
Parecía como nada sereno,
Una enfermera creyó ajeno,
De la realidad aquello,
Pero nadie quería mirar.
Pequeño como cualquier infante,
Despertó terror quemante,
Tiempo quieto un instante,
Como luna en segundo octante,
Morir comenzó a desear.
¿Qué blasfemia habrá cometido?
La mujer que eso ha parido,
¿Qué pecado no sabido?
Delito no conocido
¿Qué Dios así se atreve a castigar?
Ni en la mente de la doncella,
De la Lorena fuerte y bella,
Durante la hoguera de ella,
Hubo una tan negra estrella,
Ni ella ni nadie se han atrevido a imaginar.
Su piel era como anciana,
Con manchas como de rana,
Si este era el hombre del mañana,
Sus ojos los de una piraña,
Terrible futuro a esperar.
Parecido al gran espíritu del mal
Agramainio de nombre tal
Niño bautizado fue cual
Infernal mascota del hospital
Legiones del Hades su llanto han de corear.
¡Selene dio una vuelta!
Al suelo donde vivimos,
El niño no tuvo mimos,
Cerca de el las aves callaban trino
Nadie aquel engendro se quería llevar.
Por sus ojos de condenado
Nadie el niño se quería llevar.
De los émulos de Hipócrates,
Y de enfermeras sin escrúpulos,
Convirtió en victima de cúmulos,
De burlas y ascos entupidos,
Nunca de el podían dejar de hablar.
Durante una reunión,
No falto el valentón,
Que a su mujer un aventó,
Para ver al hijo de Abadón,
Al verlo vomito no logro evitar.
Catadura aterradora
Grito presto la señora
Llévame al nido sin demora
Al demonio vi a esta hora.
La serpiente quebró mi calcañal
El lucero que ha caído
Me ha mordido el calcañar.
Y es que recordar debemos,
Si el libro de Job léelos,
Que el primer ángel que escucharemos,
Por orden del Dios que adoraremos,
Es Lucifer su reporte entregar.
Talvez esto era noticia,
Del infierno y su inmundicia,
Para el hombre y su codicia,
De la condenación caricia,
Y lo que nos ha de esperar,
Como una muestra de la agonía,
Eterna que nos ha de esperar.
El espanto a ver se limitaba,
Cuando a burlar alguien se acercaba,
El llanto era de sirena apuñalada,
Los oídos como espanto taladraban,
El humano algo así no puede amar,
Es la naturaleza humana,
Que algo feo no puede amar.
Una noche dos enfermeras,
Se acercaron al infante,
Todo quieto un instante,
Viendo su horrible talante,
Insultos a prodigar,
Cual humano ante lo desconocido,
Insultos a prodigar.
Al momento impredecible,
Un terror más que indecible,
Del cuello un giro terrible,
Dio al engendro algo increíble,
A las enfermeras se puso hablar.
Las mujeres de morir deseo,
Al oír del niño feo,
Como de Vincent a su hermano Teo
Tal y como sueño de un loco ateo
“Mas feo es el mundo y se va acabar”
Esto es todo lo que dijo
Antes del último aliento exhalar.
|