Había una vez una pareja,
Que engendrar no podía,
Por mas que rogaban al cielo,
Este no les respondía.
Todos sus amigos celebraban,
De sus niños cumpleaños,
A muchos vieron crecer,
Pero el suyo no veían cercano.
Una tarde por razón que desconozco,
La señora quiso sopa preparar,
Tremenda tormenta que se suelta,
Y muchos truenos a sonar.
Nadie sabe y nadie cree,
Como un rayo se metió,
Hasta la hermosa cocina,
Y la sopa alcanzo.
Extraña es esta vida,
Querido lector no lo negara,
Que cosas hemos visto,
Y que nos deparara.
La fémina asustase,
No la podemos culpar,
Pero fue al incorporarse,
Que vio algo loco de atar.
A la pasta le han salido,
Ojos manos y cabello,
Cual humano cuasimodo,
No puede pensarse bello.
La dama pensó en aquello,
Como respuesta a sus plegarias,
La cargo como un bebe,
Y canciones le entono varias.
La pareja muy contenta,
Finalmente hay una hija,
Fue nombrada Irais,
Y dormía en una vasija.
Al querer bautizarla,
La iglesia se negó,
Que engendro del infierno,
A usted como hijo se le prodigó.
Al jardín de niños la llevaron,
Mas la directora no acepto,
Aquí educamos humanos,
Y después los despidió.
Los vecinos se burlaban,
De la pobre de Irais,
¿De que lata tú saliste?
Hasta pareces lombriz.
Calendarios fueron cayendo,
Su vida no podía normalizarse,
Sin novio, amigos ni escuela,
Como podría ella realizarse.
La familia era su apoyo,
Mejores padres no existían,
Pero estaban muy concientes,
De que un día faltarían.
Una buena tarde de mercado,
Un camión volteo y cayó hasta el piso,
Las personas atrapadas,
De vivir pedían a Dios permiso.
Cuanto dolor en el ambiente,
Que terrible accidente,
El terror había en sus ojos,
Y un montón de rastros rojos.
Nadie cabe por la ventanilla,
Para los heridos sacar,
Cuanta zozobra hay en el aire,
En otra parte quiero estar.
Irais presta a la ayuda,
Cual serpiente se introdujo,
Por el socavón del camión,
Y el peligro a nada redujo.
Los heridos fueron salvados,
Por tan extraña persona,
El pueblo la aclamaba,
Como si fuera una madona.
Tantos admiradores le surgieron,
Que querían con ella matrimonio,
Más ella ocupada estaba,
Salvando gente y sus demonios.
Una gran cadena de restaurantes,
La contrato para sus anuncios,
Fama mucha y mas dinero,
Tuvo ella muchos recursos.
La televisión se intereso,
Hizo el show de la chica fideo,
La audiencia era la mas alta,
Y de rock hizo videos.
Finalmente su corazón,
Fue por un galán conquistado,
La boda del siglo fue,
Evento televisado.
De hadas en un cuento,
Princesa Irais se sentía.
Cuanta envidia despertó,
En sus primas y su tía.
Feliz fue por un momento,
Hasta que el doctor le dijo,
Madre tu jamás serás,
No concebirás un hijo.
Su marido la dejo,
Para irse con una fértil,
La gallina que no pone huevos,
Hacia el horno y no por débil.
Cuanto dolor y tristeza la envolvieron,
Y se refugio en su trabajo de heroína,
Pero nuevos superhéroes han llegado,
La Fideo ahora es historia muy antigua.
Irais muy triste partio,
Fue al mar de hielo que esta en el norte,
A ayudar a los chaparritos de la nieve,
Su uniforme térmico era en la tundra pasaporte.
Peleo y peleo por ellos,
Ellos si que la apreciaron,
Como una diosa la trataron,
Ingratos nunca se mostraron.
Cuan primitivos eran,
Pero más humanos parecían,
Más honor y sentimientos,
Que en la gran ciudad no se vería.
Mas un terrorífico día,
Temible avalancha vino,
Ni la Increíble Chica Fideo,
Salvo a todos de su sino.
Una de las vidas perdidas,
Fue una mujer lactando,
Dejo una pequeña sola,
Que a su mama quedara esperando.
Con la enorme tragedia,
Nadie puede cuidar a la niña,
Hambrienta sola y desamparada,
Tanto frío y ella empapada.
Irais realizo su acto más noble,
Adopto a aquella niña sin madre,
Le dio un hogar a esa pobre infante,
Y fue héroe madre y padre.
La pequeña fue más que feliz,
Con su nueva madre fideo,
Creció fuerte sana y hermosa,
Parecía una chica de video.
Pasaron años y años,
Irais tuvo nietos y nietas,
Abuelita fideo la llamaban,
Repartía muchas paletas.
Transcurrió tranquila su vida,
Durante un largo periodo,
Pero su ciudad natal,
Comenzó a hundirse en el lodo.
Los nuevos héroes se adueñaron,
De las calles y las vidas,
Queriendo el mal combatir,
Había muertes deportivas.
Regreso a su terruño,
Irais muy preocupada,
A combatir a los malosos,
Como siempre bien armada.
Ella sola derroto,
A todos los malitos,
Nuevamente heroína,
Todos la veían bonito.
Pero un día enfrentó,
La amenaza más terrible,
El Hombre Mierda ataco,
Que cosa más terrible.
La gente seducida,
Por el hombre excremento,
Lo ayudaban a pelear,
Con la flaca que portento.
Será que la sociedad de hoy,
Con el se identifica tanto,
Ya que es tanto o mas mierda que el,
Que la iglesia ya lo nombro santo.
Durante días y días pelearon,
No había sangre en el piso,
Solo mierda y pedazos de pasta,
Grandes estruendos de la guerra daban aviso.
Finalmente los dos entregaron,
Toda el alma en un solo golpe,
Cada quien cayo de un lado,
Ya su ánimo se notaba torpe.
La gente lloro a su héroe,
Cuanta mierda en un funeral,
Y a nuestra pequeña amiga de harina,
Ni una pequeña ceremonia pastoral.
Su familia nunca encontró,
El cadáver de la abuela,
Pero cada vez que abrió,
Bolsa de fideo encendió una vela.
|