FUGITIVO


- ¿Sabes quien soy?

Soy el que en las noches te susurra canciones al oído, el que te hace reír y llorar con mis absurdos argumentos.

Ese que te persigue cada atardecer cuando sales de la universidad y vas caminando a tu casa. Sí, el mismo que tu estás empeñada en conocer, aunque somos amigos telefónicos desde hace ya algún tiempo.

Cuando te veo, me doy cuenta de que eres infinitamente hermosa, (pareces una cerveza club Colombia… Perfecta).

Entre más te veo, más me enamoro de ti. Hasta el día de hoy, no he conocido tu primer defecto. Quisiera ser algo más que el cómplice telefónico de tus noches, tenerte besarte, acariciarte y tenerte de nuevo…

Es cierto, a veces me ilusiono más de la cuenta, pero estoy seguro que jamás te fijarías en alguien como yo.

¿Recuerdas la tarde en la que te viste con él?

Yo no pude evitar ir tras de ti. Cada vez que mirabas hacia atrás, tenía que inventar una pose distinta para que no me vieras, esconderme tras un poste, mirar al suelo, al cielo, tirarme al piso, coger cualquier buseta, no importaba la ruta, con tal de que no me descubrieras.

Esa tarde llevabas el pantalón blanco, tu favorito la blusa de lana color fucsia que te tejió tu abuelita y que a pesar de que no te gusta, le prometiste llevarla aquel día.

Como era tu costumbre, llevabas a maquiavélico, tu perro chihuahua que según tu, te defendía de los ladrones.

Lo esperaste en el lugar acostumbrado. Yo me escondí tras los arbustos del frente. Eran las 4:37 minutos PM. Cada 25 segundos mirabas el reloj. Yo te contemplaba desde los pequeños agujeros que tenían aquellos tupidos arbustos. Te sonreías a carcajadas con tu perro como si nadie te estuviera observando, parecías esquizofrénica, pero aun así te percibía hermosa y con gracia.

A las 4: 44, llegó él. Se sentó a tu lado izquierdo y te besó la mejilla. Empezaba a acariciar tus lisos y negros cabellos. Luego tu cara, luego tu cuello, con la yema de sus dedos tocaba tus delicados labios de carmín. Se empezó a acercar a ti, yo estaba sudando y sufriendo por el acto que observaba, sentía celos, muchos celos y rabia. No aguanté más y empecé a mover con fuerza los arbustos para distraer al enemigo. En efecto él se detuvo y fijó su mirada en lo que había en frente.

Pero a ti se te ocurrió la extraordinaria idea de soltar a maquiavélico, quien se aproximó al arbusto y luego de orinarme, empezó a ladrar, con tanta intensidad, que él se apresuró a mirar lo que sucedía.

De inmediato emprendí la huída, tuve que escapar por donde estaban los cactus…

Esa noche no pude llamarte a tu casa…Terminé en el centro de urgencias, con chuzos por todo mi cuerpo.


¿Recuerdas ese Bob Esponja de peluche que recibiste con la firma de Ángel de Jesús La Verde?

En realidad lo envié yo, quería que tuviera nombre de actor mexicano para que te impactara, pues sé de lo mucho que te gustan las telenovelas, en especial las aztecas. Lo mismo ocurrió con las cartas, el oso de felpa, los chocolates, las rosas, el girasol, las margaritas, la canción, las credenciales, los botones y los cds.

Esta obsesión cada vez se hace más grande.

Lamento no darte la cara, pero créeme, tengo mucho miedo de que me abandones. No quiero que te defraudes o desilusiones.

!Esta bien! Tú dices permanentemente que no te importa, que quieres conocerme, que todo será maravilloso. Pero no lo creo, para serte sincero, no soy como él. No soy modelo ni algo que se parezca. No tengo tanto dinero ni fama, ni mucho menos medicina prepagada. Soy un miembro más de este barrio, sin fama, sin dinero, sin prestigio, sin carro, solo con una bicicleta panadera que me heredó mi abuelito la cual se ha convertido en mi único medio de trasporte.

No soporto que sigas diciendo que me extrañas y sigas con él. Aunque mucho hemos hablado, aun no sabes quien soy, la verdad, no quiero que lo sepas.

Soy un cobarde que evita tu encuentro mientras de amor por ti se muere.

Es difícil vivir así.

Por eso quiero que sepas algo:

Esta es mi última llamada, mañana me iré del barrio y de paso de tu vida, podrás seguir con él, mientras yo continuo con tigo, aunque ahora solo te tenga en lo mas profundo de mis pensamientos y deseos.

Se cortó la llamada.

Del otro lado del auricular se oía una voz que decía:

-Aló, aló, espera Nicolás, ya sé que eres tú, y yo también te am…

- zummmmmmmmmmmm....

HERICUENTO