La Fantasía de la Realidad
Luego de que Cervantes terminara su grandiosa obra sobre el hidalgo Alonso Quijano, los lectores del mundo entero y de todos los tiempos han podido apreciar su literatura de una forma personal y que nos deja una reflexión, tal y como se lo propuso secretamente Miguel de Cervantes. Es sabido que el Quijote posee secretos entre sus letras, y hasta posiblemente, pistas ocultas sobre la vida del escritor, y esto es algo que a todos los lectores les emociona, pues tienen ese ferviente deseo de poder descubrir dichas incógnitas dadas por un genio escritor. Pero, ¿cómo asegurar esto? Muchos han notado que en la historia del famoso Don Quijote de la Mancha hay varios temas entrecruzados y relacionados con la vida diaria, e incluso con lo que podría llamarse imaginación, con todos sus “actos bélicos” y aventuras interminables. Aquí se presenta una de las problemáticas más extensas, famosas e interminables del mundo y de la historia del hombre, tanto en lo moral y social, como en lo filosófico y personal; la problemática entre la ficción y la realidad.
Todos sabemos que hay dos mundos totalmente paralelos en la vida: la realidad y la fantasía. Una forma parte de la otra, y sin una no hay otra. La realidad es lo que se conoce como la existencia efectiva, algo tangible y observable que nos hace concluir que efectivamente ese algo se encuentra allí presente. Muy al contrario de lo que es la ficción, o la fantasía, lo cual se conoce como una creación de la imaginación, o más duramente, algo creado que no existe en la realidad. Tan opuestos ambos conceptos, y tan unidos al mismo tiempo. Este tipo de problemática es uno de los principales temas planteados a lo largo de la historia de Cervantes, y aún más sencillo es de notarse, pues el padrastro de esta obra ha representado ambos ideales de una forma personal y material, o más claramente dicho, el lector despreocupado conoce al caballero Don Quijote de la Mancha como la fantasía, y al escudero Sancho Panza como la realidad.
Alonso Quijano es un valiente caballero que anda por todos lugares en busca de aventuras y batallas, para así ganar fama y respeto a lo largo de las tierras por las cuales va pasando. Para los lectores, es como una novela muy agradable, pero a medida que la historia va progresando, nos damos cuenta de la cruel situación de Quijano, y comenzamos a entender la posible “locura” o “discapacidad mental” del hombre. ¿Confundir molinos de viento con gigantes? ¿Tomar a un grupo de mujeres prostitutas como unas hermosas doncellas? ¿Acaso la bacía de un barbero puede llegar a convertirse en el famoso yelmo de oro de Mambrino? Algo extraño está pasando. Y efectivamente, Don Quijote se encuentra confundiendo cosas de la realidad con objetos que sólo existen en la fantasía, o por lo menos en su realidad, y por lo tanto la gente lo toma como loco. Pero, ¿cómo afirmarlo? Esto lo notamos con la entrada de Sancho Panza, un hombre que decide acompañarlo y ayudarlo a lo largo de sus aventuras, y no lo desampara hasta el final de sus días. Con Sancho Panza, se le hace más fácil al lector poder comprender qué sucede con la mente de Don Quijote. Es como si Sancho tratara de comprender a su amo, pero al mismo tiempo tratar de hacerle entrar en razón, y al mismo tiempo, nuevamente tratar de estar de su lado y de apoyarlo en todo. Con Don Quijote se puede ver algo fantástico, algo inimaginable y emocionante, pero con Sancho Panza, esa hermosa fantasía choca con la pared invisible de la realidad, destruyendo el climax del momento y llevándonos nuevamente a la cotidiana verdad de la vida. Los molinos no son gigantes. Una bacía limpia jamás será un yelmo de oro. Los caballeros eran nobles en la Edad Media, pero los hombres actuales se vuelven cada vez más despiadados y picarescos.
¿Cómo una batalla entre ambos ideales no puede tener algún fin? Simplemente es imposible, la realidad y la ficción siempre se verán enfrentadas entre sí, pues la realidad es de todos, pero la fantasía es algo individual. Don Quijote deforma su realidad, y la convierte en la realidad en sí, más Sancho Panza siempre hace lo contrario, trata de hacerle entrar en razón. Pero hay algo que se debe tratar de comprender; la fantasía de una persona siempre será su realidad, una realidad alterna a la realidad en sí, pero que forma parte de ella. Si no existiera la realidad, las personas nunca fantasearían, y sin la fantasía, las personas no crearían nuevas cosas y métodos de todo tipo para mejorar su estilo de vida y la de todo el mundo, transformando y mejorando a la realidad. Está la certeza de que Don Quijote está mal de la cabeza, pero al llegar al último capítulo de la segunda parte de este ingenioso hidalgo, se puede notar que Cervantes le dio a Alonso Quijano el privilegio de morir cuerdo, y es cuando Don Quijote indaga sobre tiempos remotos, tiempos venideros, sus asombrosas aventuras, y sobre el ideal y el futuro del hombre. Con esto uno se pregunta si efectivamente Don Quijote se encontraba loco, o simplemente tenía tantos deseos de convertirse en un caballero y de traer la Edad de Oro que seguía todas las leyes de la caballería y de la Edad Media al pie de la letra que parecía estar loco. En lo personal, Don Quijote podría parecer loco en algunas ocasiones de sus aventuras, pero lo que hacía era vivir sus fantasías tomando en cuenta la realidad, transformándola y tratando de hacerlo algo más especial, estando totalmente cuerdo. Pero hay que recordar que el hombre tiene miedo de lo desconocido y de lo diferente, y por ende se ha tomado a Don Quijote como un ser mal de la cabeza que debía ser destruido. Uno nunca va a comprender los sueños de las demás personas, ni como transforman la realidad, ni el motivo por el que lo hacen. La fantasía nos permite lograr cosas que la realidad nos limita, simplemente hay que comprender que sin ella la vida sería menos especial de lo que es, y sería más difícil enfrentarla. Ambos mundos siempre se verán enfrentados, el poder unirlos ya depende de cada persona, tal como lo hicieron Don Quijote, y por supuesto Miguel de Cervantes.
By Amiu |