Alguien dijo alguna vez que los caracoles eran caracoles. Y con eso intentó decir que no son más que eso. Caracoles. Lo que nadie sabe hasta hoy es que los caracoles realmente no lo son, y todos obvian el secreto: nosotros somos los caracoles. O eso que representa ese sustantivo (o adjetivo).
Somos los lentos, los tontos, los imposibles, los tristes, los asustados, los neutros. Somos los sensibles, los atacados, los obviados, los graciosos. Somos pacientes pero desesperantes. Somos alegres en la soledad. Somos quien somos cuando nadie nos ve. Somos los que nos piden quienes estén frente nuestro. Somos lentos. Somos feos. Somos lindos. Somos odiados. Somos amados. Nos tienen asco, y ternura. Nos quieren pisar. Nos meten adentro de frascos. Nos poseen. Nos desprecian. Somos lentos. Somos poco. Somos nada.
De lo que nadie se percato aun, es que eso que todos llamamos coraza, caparazón, “casita”, y que pertenece a los denominados por alguien “reales caracoles”, es su cerebro. E impulsivamente, niños, grandes, grandes-niños, los despojan de eso como maldad, travesura, diversión, o simplemente inercia. Esa inercia que lleva a los superiores a serlos, y a cometer cada acto que eso les demanda.
Pero los están haciendo enojar. Algún día se arrepentirán todos y cada uno de esos “superiores”. Imploraran perdón, y eso…nunca se les será concedido. Nuestros caracoles son los que nos miran de arriba. Son vanguardistas. Son ejemplo. Imagínense su desarrollo: una mente espiralada, donde todo lo que nace..muere en el mismo lugar: en ese centro. Ahora, de a poco, ven por que digo que son avanzados? Al menos tienen un basurero. Nosotros ni eso. Constantemente se nos mueren pedazos, cosas, risas, lagrimas, ideas, genialidades, idioteces, amores, sabores. Se nos muere una parte de nosotros por cada segundo que pasa, por cada gota que cae, por cada mirada perdida. Y no sabemos donde va. Y ellos sí. Esta ahí. En el centro del espiral. Y si en algún momento lo necesitan, saben donde buscarlo, o al menos donde se perdió.
Repito, y me cuestiono, no son ejemplo? No es esa la manera? Pobres de ustedes, mis caracoles, digo (y sin manifestar ningún signo de ofensa, amigos), encontrarse con una sola desventaja. Una sola desventaja que solo en este mundo, solo en esta historia, y solo hoy y hace un par de ayeres, viene siendo la única y determinante. Ventaja física. Ventaja estupida.
No soy quien, pero a modo de intento desesperado por caerles bien, les recomiendo: sigan ese camino (que seguramente tienen muy definido). Sigan esa manera, esa forma. Sigan siendo “caracoles”. Pero tengan piedad. Piedad de mi, y de los míos. Pues esto va a terminar. Lo físico, lo estupido…ya se les va a terminar. Ya se nos va a terminar.
Hay personas caracoles, y hay personas. Por eso trato de arrastrarme. Por eso duermo de mas. Estoy tratando de imitarlos, amigos.