Que le pasaba por la cabeza en aquel momento, pensaba Sou Ro, mientras se rascaba la barbilla, desde que habían llegado a aquel pueblo, lon lee solo hacía que mirar por la ventana del motel y apenas cruzaba una palabra y Sou Ro no lo entendía, se preocupaba, al parecer Lon Lee comenzó a sentirse solo y las ansias con las que comenzó el viaje se fueron diluyendo como si de una pastilla efervescente se tratara.
Dos personas pueden caer en la depresión por el simple echo de que una comience a caer, pensó Sou Ro, así que se levantó y acariciando el pelo de su amigo le dijo susurrándole con cariño al oído, Yo seré tu muleta, no cojees más.
De la boca de Lon Lee renació una sonrisa olvidada, mientras se giraba y mostrándole la cara a su amigo comenzó a separarse lentamente de la ventana.
Estoy cansado, dijo, de andar, de escapar, de olvidarme siempre de las caídas de mi vida del daño que me han hecho y del que hice, quiero quedarme en este pueblo, no puedo dejar escapar la ocasión, por primera vez en la vida, comprendo mi situación, me siento solo aunque tu estés a mi lado y te juro por todo, que tu eres a la persona que más quiero, por favor, quiero que me dejes aquí, que partas ahora mismo.
Mientras Lon Lee hablaba, Sou Ro comenzo a dar pasos hacia atrás, lentamente como si de un cangrejo se tratara esquivaba todo lo que se cruzaba por delante de su nuca, se acerco a la cama y abrió la maleta.
Fueron las ultimas palabras que Sou Ro sintió y también las ultimas imágenes que guardo Lon Lee de su amigo.
Demasiada Finalización en la vida de un solitario y un triste, Aunque la tristeza de Sou Ro jamás nadie la conocería, siempre tenía la esperanza de volver algún día, a aquella ciudad, a aquel abrazo, a algún lugar dentro de algo que perdió.