Y si, como obviar este tema… Cómo puede ser que cuando llegamos a la edad de 17/18 años, y estamos por ir de viaje de estudios por egresar del colegio, nos pongamos tan pavotes? Es como un retroceso de 5 años. Es una involución involuntaria aunque suene redundante…
Cuando uno entra a su último año de colegio o preparatoria, se trata por el nombre completo:
-”Carlos, hiciste lo que nos pidieron para Química?”
-”No, José, estuve ocupado haciendo cosas”.
O sino ellas:
-”Laura, no tenés delineador para prestarme?”
-”Si, Sofía, sacalo de mi cartera Channel 5″.
Pero al llegar las 2 semanas previas al viaje de egresados se activa el modo pavote en “on”. Todo cambia, pero para mal. Hacer el ridículo se transformará en tu deporte preferido, ser revelde o creer serlo será tu filosofía e inventar canciones será tu práctica preferida.
Todo el día cantando canciones alusivas al lugar del viaje. En todas las canciones se hablará de sexo, alcohol y fumar marihuana como locos. Estas canciones serán cantadas tanto por el nerd del curso como por Jorge, ese compañero que ya fué 5 veces a este viaje y con sus maduros 23, será el guía y el director de la batuta.
De repente, todos se visten iguales y hasta toman una tonada parecida. Dejaron de ser Carlos, José, Laura, Sofía para ser “Chochy, Nariz, Gordo, Petaca” o aquellos que se repiten como “Facha1″ y “Facha2″ o los que se mimetizan en el viaje y crean su grupo privado, con apodos acordes al grupo y vestimenta de los mismos: “Neo Morpheus y Trinity”, “Pinky y Cerebro” y las reveldes “Thelma y Louise”.
Ellas pasaran a conformar sus apodos todos por binomios de sílabas (un escritor diría bisílabos) del tipo “Chechu, Candu, Papu” o cualquier cosa terminada en u. Estarán las de nombres comunes, como Luciana, que se conformarán junto con su apellido para así lograr diferenciarlas: “Lupo Luco Luta Luma” o similares.
Ellos apareceran con cortes de pelos nuevos, colores rarísimos (verde, azul, rosado) y, como siempre, aquel que la tintura no le funcionó y lleva un tricolor bastante llamativo en la cabeza. En cambio ellas aparecerán con peinados nuevos, alizadas de pelo, rizados, maquilladas cual modelo de pasarela y añadirán una palabra patrón para finalizar sus frases: “boluda”.
El respeto y el estudio pasan a un plano secundario. Ahora, mas importante que ponerse de pié al entrar el rector o saber quién descubrió América, será saber “con qué empresa vamos?”. Se organizarán eventos cualesquiera para recaudar dinero para el viaje, pero todos nos van a dar pérdidas, aún así, todos dirán: “Qué buena fiesta que organizamos!”
Luego, llega la hora cero, esta es: El “adulto responsable” que nos va a acompañar. Tiene que ser lo bastante flexible para que nos deje tomar alcohol pero no tanto como para pedirnos que le convidemos. Un poco permisivo para dejarnos ir a la pieza de las niñas, pero no lo liberal por demás, como para que se acueste con nuestras compañeras.
Armar el bolso será tarea de la madre. Nosotros simplemente pondremos la caja de preservativos en el bolsillo, caja que volverá en perfecto estado luego del viaje, nuestros atados de cigarrillos y organizar con los demás dónde esconder todo el alcohol que será requisado por la policía.
No hay viaje de egresados sin una bandera y una canción que nos identifique. La bandera si o si deberá tener un dibujo de alguien borracho, la firma de todos y una hoja de marihuana dibujada en los extremos. No importa que nunca en nuestra vida hayamos probado la misma, no importa que no sepamos que la marihuana no viene en atados de 20 hechos por Massalin Particulares, ni que pensemos que sea artificial como la coca-cola, el dibujo de la hoja de marihuana tiene que estar.
La canción deberá ser de 2 estrofas, repetitiva como pocas y, si se puede y no es mucho pedir, que podamos cambiar cierta palabara por la del nombre de nuestro colegio o nuestra ciudad. Ya con bandera, canción, bebida, cigarrillos y preservativos, el viaje está en un 90% de completo. El resto 10% serán cosas menores como revistas porno, gorros por demás payasos o, por qué no, una que otra conservadora con bebida y vasos dentro.
En el viaje, la primer expectativa que tendremos será esperar a ver quién es el primero en dormirse. Cortes de pelo, bigotes con crema de afeitar, robo a mano armada o, como pasó en aquel viaje del ‘77, violación en segundo grado. La famosa cunita (amacar al colectivo para un lado y otro) resultará aburrido como contar la cantidad de veces que alguien dice “borracho”. Cantarle al chofer canciones como “apure ese motor” o recordarle las “andanzas” de la madre también perderán la gracia cuando, a forma de venganza o v de vendetta, nuestro respetado conductor pisará el freno de golpe amontonando a todos al frente, como esperando que se ejecute un córner desde el fondo.
Y llegamos al lugar deseado. Algarabía. Gritos. Llantos. Escupidas (nunca falta el que aprovecha el tumulto)
Al bajar del colectivo en el lugar veremos, primero, cómo se roban nuestro bolso. Segundo, notaremos que ya no tenemos dinero, siempre resulta poco. Tercero, el hotel de lujo prometido, está en refacción.
Al entrar al hotel, la gran diversión será jugar en el ascensor. Nene! Date cuenta! Viajaste mas de 800 kms para subirte a un ascensor e ir parando piso por piso hasta la terraza!!! Pero está bien, te tenés que comportar como un idiota porque es tu viaje, y tenés no solo el derecho, sino la obligación de comportarte así. El competir por quién patea mas puertas será una competencia a muerte. El escupir al techo para formar estalactitas y transformar nuestra pieza en una caverna será de entretenimiento masivo, convocando gente no solo de otras piezas, sino también del hotel vecino.
Las bromas telefónicas entre pieza y pieza serán “LA JODA” del momento así como también el llamar a mesa de entrada pidiendo 3 mujeres desnudas, una cámara filmadora, champagne y un burro.
El que sepa tocar la guitarra, de golpe, aparentará ser lindo. Todas le darán bola, pero no concretará con ninguna. Eso si, al tocar “Amigos” de los Enanitos Verdes y “Presente” de Vox Dei, todas, a coro, esbozarán un “aaaaaaahhhhhhhh” para finalizar entre cuchicheos: “Viste que lindo y tierno que es el Colita?”.
Las palabras mágicas para lograr que todos se abracen y lo miren a uno será: “Foto, foto!!”. Instantáneamente estarán todos abrazados riendo y mirando a la cámara. Otras palabras serán:
-”Show”. Con lo que luego de pronunciarla 3 veces automáticamente aparecerán 4 personas desnudas bailando una danza rara entre risas y aplausos.
-”Salud”. Aparecerán copas, bebidas y bebedores. Luego de chocar los cubículos de bebida se preoducirá el “fondo blanco” de los mismos.
-”Puro!”. Interjección de pedido. Se utiliza para pedir un fernet 90/10 bien “petróleo”, capaz de ser tomado por personas con capacidad alcoholímetra de 125 lts/m2.
La noche serán descontrol total. Competencias por quién está con mas mujeres/hombres, un Boom. Y al otro día, competir por la resaca mas evidente, será una acción solo para los mas osados de “la promo”.
Las excursiones no solo serán aburridas sino que de diez excursiones programadas, tres se suspenderán por mal tiempo, a cinco faltaremos por dormirnos, una no la disfrutaremos por la resaca y la última, dependiendo del lugar al que se vaya, serán “una clase de esquí” o “una clase de surf” según sea el clima de la zona. Excursión totalmente inservible, obviamente.
La vuelta será callada, aburrida e interminable. Una sola persona tratará de animar la cosa, pero será callado con un “shhhhhh… (pelotudo)”. Entre ronquidos y el sonar del aire acondicionado, el silencio sepulcral será roto por un desgarrador grito: “QUIERO LLEGAR!”
Ya en casa, seguiremos los cantitos por 10 semanas después aproximadamente. Todos tendrán nuevos apodos del tipo: “96º, Alcoholito, Chupín, Damajuanita, Trago Largo”. Además, luciremos orgullosos nuestros buzos con colores llamativos con nuestro apodo en la parte trasera y un “Promo 2007″ indicando que estamos recibidos.
En resumen, esta será una etapa en la que obtendremos una credencial al idiota, pero eso si, al idiota alegre. Estará permitido realizar todo lo citado en este texto y los demás observaremos atónitos a semejante espectáculo.
Pero pibe, leéme. Hacelo. Estás en tu derecho. Todos pasamos por esa etapa, y el que no la vivió, quizás quiera vivirla.
Si estás por irte o al leer esto te trajo algunos recuerdos, festejémoslo con un “show show show” arriba de una mesa con unos cuantos “puros” finalizando en un “salud” entre ojos llorosos y rostros conocidos. |