Un dibujo me mira con ojos fríos recordándome la insipidez de tu boca, de tu abrazo kerida mía, luego me tomas por el cuello, acaricias mi cabello, que suaves y frías son tus manos, siento tu beso mientas un cálido y doloroso recuerdo llega a mi mente, saben a nada tus besos.

Escribo y te veo recostada en mi cama, esperando a que vaya contigo, ha pasado tiempo desde que no habías estado aquí, casi no te recordaba, casi no recordaba esas noches acariciándome, tu pecho en mi corazón que hacia mis latidos débiles, recuerdo que como ahora, cuando te me acercabas tanto, me faltaba la respiración y mi cuerpo se estremecía, kerida mía.

Sabes? Hasta eso, te extrañe un poco, no lo niego, cuando había tanta gente a mi alrededor, cuando todo estaba tan lleno de ruido, no del ruido que me invade ahora, sino del ruido de la gente, te llegue a extrañar, pero no te emociones kerida, solo fueron un par de veces, y pues como siempre, has regresado a mi cama, tengo que admitirlo nunca he tenido una compañera tan devota como tu, a todas horas estas conmigo y a todas horas tu estas en mi mente, si quieres tómalo como un cumplido, aunque bien sabes que tu estancia aquí será solo pasajera, ya lo habíamos discutido antes, recuerdas al trato al que llegamos kerida? Solo hasta que yo quiera te kedaras aquí, por el momento disfrútame, que ya voy a la cama contigo, solo en mi cuarto, con el pecho oprimido, pocos latidos y la mente llena de ti, kerida soledad.