Mírate al espejo, hombre mío, sé objetivo,
tus facciones duras, tu mirada enigmática,
la rigidez tuya, esa inexpresividad abismante,
tu nula simpatía, tu silente estampa, no es razonable,
no tenías oportunidad, era imposible,
no tienes carisma, eres una piedra, piedra milenaria,
estás lejos de todo, hasta de la esperanza,
era imposible siquiera imaginar que podrías estar
entre las siete maravillas establecidas, sé sensato,
nadie que se llame Moai, tiene futuro
en la exigente escena de esta sociedad fantoche.
Antes que tú, estaba ese Cristo pluscuamperfecto,
tan enorme como el corazón de sus habitantes,
cristo de brazos abiertos, invitando a un zamba ritual,
estaba esa ciudad mágica, construida piedra a piedra,
en el límite mismo en donde la tierra se transforma en cielo,
no tenías oportunidad, Moai mío, tú lo sabes, tú lo entiendes,
en el ombligo del mundo no sucede nada, eres arena, eres nada,
y aunque aprendas a sonreír, aunque confieses tus secretos,
en otros mil años puedes postular a ser maravilla,
acaso las cucarachas concurran a las urnas,
mantente alerta, uno nunca sabe, todo es impredecible…
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