. I
Los pasos en la lluvia no son saltos,
parecen.
Las horas no se rastrean en el aire
pero sí en la lluvia.
Y me pregunto si esta gota en el paraguas
. esta mancha de brillo en la sombra
. esta salpicadura de vino en la seda
es una lágrima
o un cristal,
un fragmento de cielo
o un instante de tiempo perdido en las vías de esta ciudad.

. II
En la estación sólo veo náufragos,
rostros, sueños de lo que no será.
Aunque no siga la premura de sus pasos
aunque no comparta la dureza de sus ojos
el camino, con su procesión de árboles llorando,
nos dirige siempre allí.

. III
A esta estación temporal
llega un tren de lejanía.
Afuera la lluvia canta
su trino interminable.

. IV
Pero ya no veo rostros,
no más náufragos,
sólo gotas que rompen contra el vidrio
su cuerpo diminuto,
como si el mundo se hubiera cansado un pie,
como si el mundo se hubiese lesionado el pie
en las afueras de este vagón.