Tontos, heme aquí escribiendo nada con disfraz de algo y ustedes leen. ¿No les dije acaso que tengo dieciséis? En el ocaso de mi edad me vuelvo un poco más loca y les pregunto: ¿Es posible volver a los diecisiete o era un juego hecho canción? ¿Y si volvemos a los diecisiete, es necesario volver a los dieciséis? Para entendernos, para entenderme, digo yo.
(Niña. No. Mujer. Tampoco. Son sólo dieciséis)
¿Qué más me pueden pedir? Soy esclava de sus años, de su tiempo pasado; en sus caminos me hallo, ¿me pueden ver? Seguramente no han vuelto sobre sus pasos y ya no pueden volver a los dieciséis. Desde aquí los veo, a lo lejos, entonando canciones extrañas que yo no entiendo. Sean empáticos, un poquito al menos, conmigo y mis dudas interminables. Quiero ser ciudadana, debe ser entretenido.
(Niña. No. Mujer. Tampoco. Son sólo dieciséis)
Entre estar y no estar es mejor estar, o eso creo yo, que a mi edad estoy pero no cuento. No porque no quiera, sino porque los otros no quieren que cuente. Estar y no estar, ¿así era el dilema? No, no era así, era ser y no ser. Yo no quiero ser pero busco estar. Debe más sencillo para los jóvenes de habla inglesa, ¿hay espacio en su tierra para mis 16?
(Niña. No. Mujer. Tampoco. Son sólo dieciséis)
Lejos, allí... sentémonos allí. Díganme una verdad que no haya escuchado nunca. ¿Sería entonces verdad? Devuélvanme los meses que me faltan para crecer; ustedes los robaron y deben morir para que yo crezca de nuevo. Hace dos horas, mil años tengo dieciséis. Me pasaba lo mismo a los trece, a los quince. Pero ahora quiero estar sentada allí, con los grandes y que me pregunten cómo se ve el mundo desde afuera y responder: "No preguntes huevadas". Y reírme como se ríen ahora los que leen esta estupidez, pero han de saber que la que ríe soy yo; empecé diciéndoles tontos, ahora pienso que lo son. Leyeron tonterías, cosas que he de borrar cuando cumpla diecisiete, estupideces de una melancólica que no está ni siquiera de cumpleaños ni lo estará cerca, de alguien que quizás no tiene dieciséis, o quizás sí, pero ya no es mi asunto que me crean o no. |