Hoy quiero que me escuches atentamente, y por sobre todo, que te despojes de todo prejuicio. Tal vez llegues a la conclusión de que soy un enfermo, como yo mismo lo creo, pero no puedo dejar de decírtelo, porque he buscado mucho tiempo en silencio, y es hora de que si quiero compartir el lecho con alguien, sepa antes que pretendo, y así, se prepare para mí o siga su camino sin consecuencias que lamentar.
Porque no me interesa si eres rubia o morena, alta o delgada, latina o sajona. Tus cabellos serán tan hermosos para mi o tan insignificantes como lo determine una vez que hayas entendido lo que te pido, pero no antes, ni valiendo nada por sí mismos cuando finalmente los tenga entre mis dedos.
Necesito que puedas verme a través de los ojos y darte cuenta de que en ese momento soy todo tuyo, y que no hay nada más que me importe en el mundo que lograr que me ames al estar conmigo Que puedas ver que no escondo más que lo necesario para sorprenderte con la forma de dar un beso, un gesto o una caricia, que seas consciente de que no voy a detenerme hasta que sientas que nunca más podrás gozar como en ese momento, brindándome con todo lo que tenga para darte y más aún, porque precisamente ése será mi propio placer... Podría decirte que no sé lo que es el egoísmo, pero si que mi gozo depende del tuyo, entonces debo ser un poco egoísta por consecuencia, aunque al fin y al cabo ambos tendríamos lo necesario. Y quiero que además te importe, te importe más allá de lo que pueda darte en ese momento, como lo haría yo. Porque mi sexo es el apéndice de mi corazón, así funciona. Tal vez sea, en efecto una enfermedad, porque si tantos disfrutan de él sin sentir nada más que placer físico, entonces debo tener una incapacidad.
Pero creo que puedo convivir con ella. Puedo, en tanto y en cuanto, encuentre a alguien para compartir mis relaciones con la misma dolencia. Así no nos lastimaríamos, porque no pretendo amor eterno, pero si amor puro a la hora de amar.
Podrá sonarte a una abstracción idealista, pero es lo que necesito y por eso no podría hacer el amor con cualquiera, y mucho menos por como se vea. Que las proezas físicas las luzcan los equilibristas. Las posiciones y los accesorios los usen los que lo viven como a un deporte extremo. Sólo necesito una mujer en mi cama, pero una completa, con alma y corazón que se refleje en su piel. Si te los vas a quitar como a tu ropa, mejor hablemos de otra cosa que para ti sea más importante.
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