¿CUÁNTO SIN MÍ?
(Tres Poemas y un cuento para tí)
Gonzalo T.
A Claudia por permitirme
entrar en su vida y aceptar
mis locas ideas y
colosales sueños
EPILOGO
Los hechos que circunscribieron este momento, son aún un misterio para mí. Todavía no comprendo como entraste en mi vida y menos, en dos ocasiones. El día que te ví por primera vez no sabía si eras para mí o no, y cuando por segunda vez sucedió, enigmáticamente decidí no dejarte ir jamás, por que en ese instante supe que si la vida me puso a ti en frente nuevamente, alguna explicación debía tener, ¿cuál?, no me interesa saber la respuesta, lo único que me importa es que estás conmigo aunque no estés, y que estoy contigo, aunque no esté…
En estos días, luego de que te fuiste, las cosas han cambiado, me he sentido solo, a pesar de tener a todo el mundo de mi lado, me haces falta, mucha falta, todos los días te pienso y en las noches te sueño, hasta que despierto nuevamente para seguir pensando en ti. No se si sea el ocio, o mejor, sí se, es el ocio.
El solo hecho de pensar tanto en ti me motivo a escribir este diminuto libro, que sé que es el comienzo de cosas mucho más importantes en nuestras vidas; siempre quise hacer algo así y, ahora que estuve inspirado por ti, no quise dejar pasar esta oportunidad para conseguirlo.
Espero explicar muchas cosas o darme a conocer un poco, porque hemos estado tan poco tiempo juntos que no se si me conozcas, no se si te conozco, de lo que estoy seguro es de que te quiero solo para mí.
Espero te guste, así sea un poco. Sin embargo, es solo para ti. Te adoro.
1
DIME TÚ
¿Por qué siento que tu soledad me llama?
¿Por qué siento que tu alma tiene que ver con la mía?
¿Por qué la celosía se vuelve azul cuando estás conmigo?
Porque antes, el cielo gris estaba y en tu presencia ya clareaba la luz del medio día.
¿Me habré equivocado?
¿De nuevo mi pie cansado caerá sobre el asfalto?
¿Habré visto en tu mirada la soledad cargada de emoción, o será tal vez mi pasión que encendida quiere hallar en tu vida el refugio de hoy?
¿Hallará eco mi voz?
¿Pondrá en tus manos la ilusión el tiempo?
Dime tú y, transforma el mundo…
2
VIVEME SIN MIEDO
No necesito más de nada, ahora que estás
Me iluminó tu amor inmenso fuera y dentro
Cree esta vez, cree porque no acabará más
Tengo un deseo escrito en el cielo que vuela ya
Mis pensamientos no dependen de mi mente
Hay gran espacio, y tú, y yo
Con cielo abierto que ya no se cierra a los dos
Pues sabemos lo que es inmensidad
Víveme sin miedo ahora
Que sea una vida o sea una hora
No me dejes libre aquí desnudo
Mi nuevo espacio ahora es tuyo
Víveme sin vergüenza
Aunque este todo el mundo en contra
Sin apariencia y con el sentido
siente lo que llevo dentro
Te transformas en un cuadro, dentro de mi
Que llena mis paredes blancas y cansadas
Si, hoy yo tengo algo más que jamás tuve ayer
Has abierto en mí, la fantasía
Me esperan días de una ilimitada dicha
Eres tu mi hoy, la vida mía
Víveme sin miedo, ahora
Aunque este todo el mundo en contra
Deja la apariencia
Y toma el sentido
Siente lo que llevo dentro
3
SOMOS ALGO MAS
A veces pienso que te miento cuando te digo que te quiero
Por que esto ya no es querer
A veces creo que he muerto cuando no estás, pero despierto
Porque se que esto ya no es querer
Es algo más, algo que me llena, algo que no mata, ni envenena
Es algo más… algo más que amar
Es algo más que la distancia, que el dolor y la nostalgia
Sabemos que eso no nos va a separar
Es darte un beso cada noche, que tus manos me enamoren
Y que lo nuestro crezca cada día más
Por que somos algo más
A veces creo que he vivido más de mil años contigo
Porque se que esto ya no es querer
A veces pienso que es mentira por cómo entraste en mi vida
Por que sé que esto ya no es querer
Es algo más, algo que me llena, algo que no mata ni envenena
Es algo más… algo más que amar
Es algo más que la distancia, que el dolor y la nostalgia
Sabemos que eso no nos va a separar
Es darte un beso cada noche, que tus manos me enamoren
Y que lo nuestro crezca cada día más
Por que somos algo más
Y yo sé que no es querer, porque en tus ojos yo me puedo perder,
Contigo olvido lo que es temer ¿acaso no sabes que tú eres para mí?
La noche, el día en mí vivir, la sangre en mis venas
Lo doy todo por ti
Contigo el mundo no tiene fin, y el tiempo no se nos va a acabar jamás…
EL CUENTO PARA TÍ
1
(…Y único)
Ingresé así en mi habitación solo momentos después de haber convertido en bolo alimenticio, una comida bien distribuida en un plato de porcelana; encontrándome con un ambiente sombrío, con tonos entre grises y negros, observé una figura estática sentada al bordo izquierdo de mi cama, dando la espalda al dintel de la puerta donde me encontraba erecto. Instantáneamente mi sistema nervioso autónomo tomo el control de la situación, ordenando al músculo cardiaco contraerse más rápido y con más fuerza para enviar mayor cantidad de sangre a ese pequeño cuerpo, a través de la aorta, a su vez que mi diafragma comenzó a ascender y descender produciendo expansión de estos dos pulmones, golpeados por unos cuantos de cientos cigarros que desgraciadamente acompañaron mi existencia durante cinco años, a intervalos claro está, por mil y un intentos fallidos para dejar de fumar, para permitir así la entrada de más cantidad de aire con 21% de contenido de O2, para lograr abastecer todos esos glóbulos rojos expulsados con tal velocidad desde el corazón y así dejar provistas de oxígeno cada célula de mi economía; mi piel palideció por falta de circulación, al tiempo que mi sistema digestivo y mis dos riñones también quedaron hipoperfundidos para favorecer la llegada de sangre a los órganos más importantes en estos casos, el corazón, los pulmones y el cerebro. Por último mi pupila se dilató al máximo permitiendo aumentar el campo visual y favorecer el paso de luz, por mínima que fuese.
¿Quién está sentado en mi cama? y, lo peor, ¡Se parece a mí!
¿Seré yo?
Entonces, sigilosamente fui avanzando poco a poco, inmiscuyéndome con esa trama hipocrómica de mi cuarto sin quitar la mirada de ese ente, falto de vida en su totalidad, más oscuro que el ambiente mismo. Rodeé mi cama, encorvándome y enchinando mis ojos para poder ver mejor. Me acerqué tanto que pude sentir mi aliento. Sí, era mi aliento, esa cosa no tenía si quiera… rostro.
De pronto giró su cabeza hacia mí y, no puedo decir que me miró a los ojos, porque, no tenía ojos, sin embargo, supuse que me estaba mirando al juzgar por su posición.
¡¡¡Se movió!!!, ¡¡¡esa cosa se movió!!! –Pensé al instante
- Pero… ¿quién eres, o mejor dicho, qué eres? –dije con voz entrecortada y sin pensarlo, como si mis labios se movieran por su cuenta tratando de protegerme de esa situación tan difícil.
- Eso no importa –respondió
- ¿Cómo que no importa? –dije mientras me reincorporaba y volteaba dispuesto a salir huyendo de aquella escena tan espantosa.
De pronto esa sombra se poso a mi lado, momento en que pude observar su tamaño, era igual a mí…
Entonces, me tomo del brazo con su mano derecha, o con lo que debió ser su mano, mientras pasaba su brazo izquierdo por sobre mi hombro del mismo lado. Mi corazón duplicó su frecuencia y mi tensión arterial aumentó ostensiblemente, mi voz desapareció por una contractura abrupta en mis cuerdas vocales; en reemplazo de ello solo se podían percibir uno que otro gemido, o ronquido, producido por contracciones bruscas de estas buscando dejar salir un alarido de terror.
- Tranquilo Gonzalo, sentémonos y le cuento, le conviene, es decir, si quiere.
- Pe… pero, qué me va a hacer? ¿Y cómo sabe mi nombre?
- No voy a hacer nada con lo que usted no esté de acuerdo, tranquilo. Ah, y yo me llamo igual que usted.
Su tono de voz era igual al mío, pero tenía algo diferente, era una voz bitonal, como si dos personas hablaran al mismo tiempo, ¿el y yo?. No, no puede ser; a parte de eso sonaba tranquilo y susurrante, hecho que me inspiró confianza.
Comencé a tranquilizarme y a relajarme un poco, de todas formas, si quisiera hacerme algo, ya lo hubiera hecho o, ¿estará tratando de ganarse mi confianza?
- ¿Usted quién es?. Si no responde al menos a esa pregunta, no voy con usted a ningún lado, se lo juro
- No necesito que me jure nada, yo le creo más de lo que se imagina. ¿No me le parezco a nadie? no se supone que usted es “muy” inteligente, o al menos eso es lo que presume todo el tiempo
- Y usted qué va a saber qué hago yo todo el tiempo, mejor no se meta en eso, o me voy, en serio.
- Ah, tan importante… mejor cálmese que si hay alguien que necesita algo en este momento es usted, no yo, o si no se quiere dejar ayudar diga de una vez y yo me voy, o mejor dicho, desaparezco.
Lo reparé de cabeza a pies y, cada vez que repasaba lo que había visto me convencía cada vez más que era igualito a mi, sin embargo no quería aventurarme a lanzar un juicio sin juicio, entonces, gire sobre mi propio eje y salí corriendo hacia el interruptor de la luz.
Ahora sí, descubriré quién es este payaso –pensé, poniendo cara de entusiasmo y esperando verle la cara a ese idiota. No pasó nada.
- No se esfuerce en conseguir algo que no tiene por qué. Mejor venga y hablamos.
Ya me estaba colmando la paciencia, con esa voz de florecita sin gloria, estaba a punto de lanzármele encima y desenmascararlo de una vez por todas.
- ¿Bueno, va a venir o qué? –Ladró mientras mostraba algo que parecía la palma de su mano, con gesto de reclamo.
- ¿Y esa reacción?, ¿Ese cambio de emoción de un momento a otro?
- Igual que usted, o es que no se ha dado cuenta de cómo es, haber si nos conocemos un poquito…
- Ya, ya… si vino a criticar, mejor…
- Mejor qué?, venga a ver que tengo algo muy importante que decirle, siéntese a mi lado –dijo mientras borraba mis pasos al acercarme y sentándose, esta vez con su fachada hacia la puerta, dando unas palmaditas a la colcha de mi cama que extrañamente no cambiaba de forma con cada golpe.
- Y qué, ¿Quién lo mando?
- Usted
- ¿Yo?
- Sí, mire a su alrededor, ¿que ve?
- Muy poco, o no vio que no pude prender la luz.
- Exacto. Uy, si es inteligente…
- Ah, bueno, ya nos vamos entendiendo, ¿no?
- Ya, deje así. Lo que quiero que entienda es que si ve poquitas cosas o es porque eso es lo que quiere ver o, definitivamente hay algo que le hace falta para verlas como son en realidad.
- ¿O sea que esta no es mi realidad?
- En parte si, en parte no, por ahí dicen que todo es relativo, ¿usted que opina de eso?
- Eh, pero que guevón, vino a hablar de lo que me pasa o hacemos un debate sobre la teoría de la relatividad?
- Ya tranquilo, solo quería romper el hielo.
- Quería romper el hielo… claro, si, si…
- A lo que quería llegar es a que a pesar de tenerlo todo, incluso un hijo, ya escribió un libro (o un cuento… ), solo le falta plantar un árbol, ¿no?
- Oe, pero que tal que hablara, no se salga tanto del tema que ya me tiene nervioso…
- Perdón. Entonces, decía que lo tiene casi todo, ya va a empezar una nueva etapa en su vida desde el punto de vista profesional, pero ¿el corazón como está?
- En este momento ya se me normalizó la frecuencia cardiaca y, la tensión arterial ya me bajo, a parte que ya se me calentaron un poquito las manos y…
- ¡¡¡Ya!!!. Usted sabe a qué me refiero, no se aproveche de sus conocimientos, que yo también se lo que usted sabe. Entonces, respóndame, por qué anda como triste en estos días?
- Si usted sabe lo que yo se, debería de saber esa respuesta, ¿o qué?
- En realidad, sí, solo quería calibrarlo. Bueno, el hecho es que fui enviado por usted desde lo más profundo de su subconsciente, ah, y por, ya sabes quien…
- ¿Quién, Claudia?, y no me tutee que lo hace tan mal…
- Ajá…
- Y usted que va a saber si está acá por ella o no, esté seguro que por mí sí pero, ella…
- Ella qué?, usted sabe muy bien que esa niña está por allá juiciosa, estudiando y trabajando duro, pensándolo, y esperando que pase el tiempo para volver a verlo y, que así no sepa cuándo, el tiempo y el espacio no son un obstáculo y, seguro que no va a dejar de quererlo después de que le prometió el cielo y la tierra aquel día, ¿se acuerda?
- Si, claro que me acuerdo…
Ah… estabas tan linda, esos ojos, esa mirada, percibida por los conos y bastoncillos de mi retina, conducida por el nervio óptico hasta el lóbulo occipital donde quedó guardada para siempre; tu aroma recogido en mi mucosa hipofisiaria, enviado hasta el hipocampo luego de atravesar el lóbulo frontal; tu melodiosa voz, solo para mí, produciendo ondas de sonido que atravesaron el pabellón auricular, introduciéndose por mi conducto auditivo externo, golpeando repetidamente mi membrana timpánica que activan la cadena de huececillos del oído medio, enviando la información a través de la rama coclear del nervio vestibulococlear hasta el lóbulo temporal, sistema que se activa nuevamente cada vez que te escucho durante pocos segundos al otro lado de la línea que, de no ser por eso, se quedaría sin irrigación y comenzaría a morir lentamente. Y gracias a la rica inervación de mi piel, no se me olvidará lo que sentía cada vez que tocaba tus manos, tu rostro, tus labios…
Todo esto confluido en una sola vía, yendo a parar a mi sistema límbico, centro de las emociones y los sentimientos (Como podrás ver uno no ama con el corazón, este es solo uno de los encargados de manifestar las diferentes emociones, como la piel, la respiración, las mariposas en el estómago, etc). Pero por no terminar con lo romántico de las circunstancias, todo lo llevo guardado en lo más profundo de mi ventrículo izquierdo.
- Oiga, ¿Qué le pasó?, y cierre esa boca
- Nada, solo pensaba…
- Ve, y piensa?
- No, tan chistoso, mejor siga con lo que venía
- Entonces, ahora sí, a lo que venía, pero antes, respóndame algo ¿Usted de verdad quiere estar con ella?
- Qué ¿otro?
- Cómo que “otro”
- Si es que estoy cansado de escuchar la misma pregunta, obvio que quiero estar con ella
- ¿Hasta qué punto?
- Hasta el punto que sea necesario, y ya no me pregunte más, ¿bueno?
- Eh, pero como le digo, Kahsam?
- Ah?, por qué?
- No, que genio…
- Ja, cuando vaya a echar otro chiste de esos me avisa yo saco una libreta y lo apunto…
- Ya, ya, perdón…
- Fresco, yo se qué se siente cuando no se ríen de los chistes, créame.
- Bueno, retomando… yo lo puedo llevar hasta dónde ella está
- ¿Qué?
- Que yo puedo hacer que ella lo vea y lo sienta todos los días.
- ¿En serio?
- Si, pero no se emocione mucho, todo tiene un precio, Gonzalo.
- No me diga Gonzalo que me hace sentir más viejo de lo que me veo, digame… Chalo. Y de cuánto estamos hablando?
- Ja, ja, ja. Usted si cree que todo se soluciona con plata ¿no?, esas conversaciones con su papá le están haciendo mucho daño, la próxima vez limítese a escucharlo y saque solo lo bueno de esas charlas porque va a terminar por enloquecerse.
- ¿Más?
- No, más, imposible. Entonces, qué está dispuesto a dar por eso?, ah, pero antes, debo decirle algo importante, para que después no diga que está aburrido, que se quiere devolver, que no siente nada…
- Qué, qué, qué, diga de una vez
- Ahhh, me encanta verlo así, se ve tan indefenso…
- Qué, quiere ver a alguien indefenso?
- Ya pues, quítese los guantes. Usted no puede verla, ni sentirla, ni olerla, ni tocarla, nada.
- Qué?
- Que en el último estudio de salud sexual y reproductiva se ha logrado demostrar, luego de un concienzudo análisis que la abstinencia puede producir hipoacusia severa, sobretodo en bobos como usted…
- No, en serio
- Si ve? Si ve? Y después preguntan que por qué?
- Siga pues…
- Solo cumplo con llevarlo, una vez esté allá, desde ese preciso instante, ella comenzará a percibirlo siempre, en todos los lugares por los que transite, en todas las actividades que realice, con quien esté, desde que se levante hasta que se acueste.
- ¿Y cómo se hace eso?
- Ah, pa’ que vea con quien cuenta.
- No, de verdad…
- Ella lo sentirá al despertar, al tomar la primera bocanada de aire de la mañana, al abrir los ojos y parpadear, al bostezar y estirar sus brazos, al levantarse y abrir la ducha, al sentir el agua recorrer todo su cuerpo, al secarlo y vestirlo, al tomar el primer alimento del día, cuando trote, cuando corra, cuando llueva o haga sol, cuando esté exhausta y no quiera saber nada más de nada, al llenarse sus ojos de lágrimas, al sentirlas rodar por sus mejillas, al secarlas y suspirar, al pensarlo, al recordarlo, al extrañarlo y quererlo, en el momento del almuerzo, luego de este, cuando abra un cuaderno, cuando copie su nombre en la última página, cuando mire hacia el cielo, cuando coja un fusil, pensará en usted (Pero no como usted cree…) igual que lo hará cuando lo que tenga en sus manos sea una flor, al ver un niño correr, un viejo sonreir y un superior gritar; al ver que llega el atardecer, al formar, al comer, al ver la luna y las estrellas, al momento de ir a dormir pensando que no pudo llamarlo, al rodar una nueva lágrima y secarla nuevamente, al suspirar por enésima vez, al cerrar sus ojos y tratar de conciliar el sueño pensando miles de cosas, siendo cada vez más difícil lograrlo, hasta que al fin, derrotada por el cansancio físico se deje caer en un profundo sueño, donde nuevamente, aparecerá usted. Le gustó?
- Sí, está súper bien, ¿pero si será posible?
- Desde que esté seguro de que lo que quiere es estar a su lado y, obviamente, sacrificando algo, todo es posible, además ¿no dice que ella lo quiere mucho?
- Si, eso es cierto, entonces, qué tengo qué hacer?
- Usted nada, todo déjemelo a mí.
- Ah, bueno, chao…
- ¡¡¡No, venga!!!
- Ah, si ve como son de inoportunos los chistes en este momento.
- Bueno, qué vamos a sacrificar?
- Nada, muy sencillo, solo tiene que estar dispuesto a esperarla, respetar ese convenio que hizo con ella que, a pesar que fue de palabra, de eso depende el futuro de los dos y, algo no menos importante, que seguirá luchando y trabajando duro, siendo tan o mejor médico de lo que es y esforzándose cada día más por salir adelante solo, aunque le cueste mucho.
- Pero… si yo no estoy solo
- ¿Ah no?
- No, primero tengo un hijo hermoso, más que yo, por el que tengo que luchar mucho, como si fuera poco tengo una familia que bien o mal, vea donde me tienen y, para cerrar con broche de oro, esta ella, no crea que porque está por allá, no está conmigo, por el contrario, yo creo que luchamos “solos” hasta el día que estemos juntos de nuevo, porque a partir de ese instante empezamos a ser un solo corazón para pelear por un objetivo en común, nuestro futuro y, así el día que nos volvamos a encontrar, no separarnos jamás.
- Listo, eso era lo que quería escuchar, manos a la obra y que así sea…
- Oiga, oiga, espere… y… ¿No voy a volver?
- Ah, siempre le da miedito, ¿no?
- No, no es eso, solo que, usted sabe, aquí también me esperan…
- Bueno, decídase pues; no mentiras, ya le entendí. Sí, volverá, el día que ella regrese, pero eso sí, ella tendrá que hacer lo mismo que estamos haciendo en este momento, de lo contrario, se quedará allá por siempre. Todo tiene un costo, mi querido amigo.
- Y ella sabe como hacerlo?
- No, pero lo sabrá apenas lea esto, fresco.
- Ah, bueno, así sí.
Fue entonces en ese momento donde todo quedó en silencio, mi sombra, o subconsciente o como sea que se llame esa cosa, que a parte de todo, ya me estaba cayendo como bien, por lo menos teníamos mucho en común, o todo?, asió mi mano derecha, me apretó suavemente como exigiéndome tranquilidad, me pidió que cerrara los ojos y pensara en ti.
Por un minuto no sentí nada, ya me esta desesperando, fue ahí cuando comprendí algo, había logrado algo que nunca había siquiera intentado, gracias a mi subconsciente atravesé la barrera del tiempo y el espacio para quedarme contigo ahora, mañana y siempre y, si lo tuviera que hacer mil veces, mil veces lo haría.
Lo miré a lo que debía de ser su rostro, entonces, empecé a aparecer frente a mí, empezando por el cabello, continuando hacia abajo dejando mostrar mis cejas, ojos (sin gafas, mejor), labios, y resto del cuerpo hacia abajo, al tiempo que la habitación se empezó a cargar de luz, era la luz del sol que surcaba a través del ventanal, devolviéndole el color natural a las cosas. Una vez apareció completamente en frente mío, se puso de pie y, con una sonrisa transparente –como siempre- extendió su mano hacia mí con gesto agradable.
- ¡¡¡Mírate!!! –dijo con voz serena- No te asustes
Agache mi cabeza y con gran asombro… no me vi. Era como él y, él era como yo…
- Así es compañero mío, ¿nos vamos?
- Si, vamos…
Me condujo entonces, hacia el otro extremo de la habitación, abrió la ventana y nos ubicamos en el marco con las manos extendidas.
Frente al sol e inexplicablemente con el viento a nuestro favor, saliendo de nuestra habitación como si hubiera un ventilador gigante detrás de nosotros, y después de un destello de luz tan hermoso como el sol mismo, nos convertimos en viento y nos dejamos llevar hasta donde tu estás y, justo encima de tu territorio me soltó la mano, esparciéndome sobre todos los objetos del lugar y sobre ti, en forma de viento, luz, agua y sobretodo amor.
Es entonces la historia de cómo dejé contigo lo más valioso que tengo, a mí, que estará allí hasta el día que decidas regresar y traigas mi media mitad y la media tuya en un solo cuerpo para quedar felices los 4 (en este caso si aplica ese adagio, ojo, solo en este caso) y poder dar inicio a historias mucho más maravillosas que esta, historias donde no sea necesario convertirnos, ni mutar, ni, volar, ni hablar solos, ni hacer de la soledad cosas que podemos hacer juntos.
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