Ya la primer imagen q tuve de el ese día era alucinante. Esperando del otro lado de la puerta vidriada y con el sol en la espalda se remarcaba la figura de Diego Arbit, recuerdo una imagen muy brillosa, pero también recuerdo que en ese momento descubrí los ojazos que tiene Diego Arbit, así q a fin de cuentas para poder verlos no debería ser tan brilloso el sol q me chocaba de frente, o quizás los ojos eran mas luminosos, ajjajajjaa.
Había llegado mas temprano de la hora pactada y yo si bien tenia planeado llegar antes, no era tanto antes. Vuelve a las 5, creo q la hora era esa, sucede el afortunado evento. Afortunado evento por q mas allá de la babia momentánea, siempre es agradable conocer gente q te hace sentir embelezada, como enamorada, me da esperanza de q algún día me voy a cruzar un tipo así que realmente me va a gustar, y q le voy a gustar, y que vamos hacer muy felices.
Que placer ver tipos tan lindos… últimamente me pasa con los treintañeros, aunque quizás es como le decía a una amiga, están tan lejos, yo solo tengo 22, que quizás no veo sus añaques, entonces me parecen tipos impolutos. Esperaba que me de alguna respuesta sustanciosa ya que ella tiene treinta pero no logro nada mas que un quizás. Tendre que esperar.
Lo invito a pasar, algo de su curiosidad se sacia al ver departamentos ph… no todos los días vas a un depto 18 donde no podes mirar para arriba para encontrarlo. Hace un comentario al respecto q no recuerdo… llegamos a la puerta.
Para comodidad de las partes lo había citado en la oficina de chacarita, estaban mis viejos trabajando, se los presento, pasamos a la siguiente habitación. Me muestra algunos libros, pongo agua para el café. Preparo un café fuerte, para mi estaba horriblemente aceptable, se lo sirvo. Termino de chekear los libros q me muestra, llevo uno de el, otro de De Posfay, y otros mas de lo q no recuerdo mas que uno por un pie en la tapa, que por cierto vale la pena buscar el nombre por q lo disfrute mucho. Me pregunta que me parecio el otro libro de el, le digo q me lo devore, q lo disfrute, me hubiera gustado decirle que fue catartico pero me lo guardo. Hablamos alguna cosa mas sobre esto. Mi memoria me hace parecer una amante de los libros de el recordando detalles como cuando elijo comprarle el libro q le sigue al q lei antes por que al final de este dice el titulo del siguiente, o como cuando me comenta q cada tanto los de la bolsa cultural van a vender a filo –conversacion que sale de preguntarme que estudio- y yo le pregunto si siempre vendio por ahí, por q el libro q lei decia eso, que horror, parecia una grupie inconciente.
Cerramos el pacto comercial que nos une, me dice complacientemente que estaba “muy rico el café”, y a mi me da mucha vergüenza pero le agradezco la atención tras mis deslices de preocupación por el café. O quizás le gustó, no se. Silencio, me dice q se va, le abro la puerta se va, muchas gracias, hablamos de Martín y el recuerda que soy “la amiga de Martín que llevo al puesto en la FLIA pasada”, mandamos saludos por nuestro intermedio a el para el primero que lo vea. Se va.
Entro, veo una bolsa llena de papeles, salgo corriendo a dársela, pero era para mi, era la bolsa cultural q acompaña la compra de los libros. Mi estado pelotudo queda confirmado.