Mariele empezaba a darse cuenta de que había algo especial: raro y a la vez hermoso... extraño y a la vez fantástico en su persona. Era algo bello, pero misterioso y atemorizante, tal vez sólo por ser desconocido.

Un día, caminando hacia su casa, se detuvo ante la presencia de dos perros enormes, negros, rottweiler que le salieron al paso. Uno de ellos sonreía, y el otro, un poco más hosco, se acercó y la olisqueó.

Ella les hizo cariños ¡y de pronto escuchó una voz que le gritaba que no los tocara! Un hombre se acercó y le dijo que por error habían dejado abierta la puerta, por la cual escaparon los guardianes, fieros y bravos, acostumbrados a atacar a los desconocidos.

Ambos perros—luego de que les pusieron su bozal—le hicieron una reverencia y la miraron a los ojos como despidiéndose. Por supuesto, ni un rasguño le hicieron.

En otra ocasión, visitó con unos amigos una gran tienda de mascotas y en una vidriera había cientos de lagartijas verde esmeralda. Su amigo de 7 años acercó su mano y los animalitos lo miraban inmóviles.

Cuando Mariele acercó su mano, las lagartijas parecieron despertar y se acercaban, primero despacio, luego corriendo presurosas a la parte donde ella tocaba el vidrio, ¡pero además la veían a los ojos! Ante la mirada atónita de quienes por allí andaban, los reptiles empezaron—a través del vidrio—a querer subirse a la mano de Mariele, quien movió su mano de un lado a otro del vidrio viendo cómo la seguían emocionados los bichitos.

Todos los perros, gatos y aves de su cuadra la conocen y la saludan. "Manchas", una simpática "callerman" se pone celosa si alguien la acompaña. Y qué decir de los que fueron sus mascotas: el lenguage podía no ser el mismo, pero el entendimiento y la comunicación existían siempre entre ellos... ¡eran amiguísimos!

Lo más alucinante pasó durante la visita a la granja, donde había un zoológico y primero el burro rebuznó ante su presencia, las cabritas balaron al verla y se acercaron, los patos hicieron TAL escándalo que ella mejor se alejó, no por miedo, pero las demás personas se asustaron (los patos estaban felices de verla)...

Esta condición angelical es hermosa, y quienes la poseen saben que existe una conexión entre todas las criaturas del Padre. Qué privilegio poseerla.

¡Es un don muy divertido!