Solo para viejos…
Nosotros nacimos antes que la televisión, antes que la vacuna antipolio, las comidas congeladas, los aviones jet, las copiadoras Xerox, los plásticos, las lentes de contacto, los cierres velcro y la píldora anticonceptiva. Somos anteriores a las tarjetas de crédito, las computadoras, la fusión del átomo, el rayo láser y el bolígrafo. Somos anteriores a las medibachas, los lavaplatos, los hornos de microondas, los secarropas, los acondicionadores de aire, la caminata del hombre en la Luna.
Nosotros primero nos casábamos y después nos íbamos a vivir juntos. Las conejas eran animalitos simpáticos y no chicas de “Playboy”. Los blue-jeans eran azules y eran ropa de trabajo, no envases ajustados de glúteos y de todos colores. Tener relaciones era llevarse bien con los primos y la dieta era algo para enfermos, el ayuno parte de Semana Santa.
Somos anteriores a los maridos “ama de casa “, a las parejas elegidas por computadoras, carreras universitarias dobles, trabajos dobles, medicina prepaga, hogares de ancianos y terapias de grupo. Jamás oímos hablar de radios FM, pasacassettes, procesadoras de palabra, discos compactos, corazones artificiales, yogur con frutas o varones usando aritos. Trucha era un pescado. Un programa era una mina y la palabra software no existía. Copar era un término para militares y made in Japan era basura.. McDonald`s hamburgers y café instantáneo no existían, pero teníamos la fonda de la vuelta, el bife vuelta y vuelta y el cortado del gallego de la esquina.
Nosotros llegamos a la sociedad cuando se podía comprar algo por 5 o 10 centavos, por diez se comía un flor de helado sin colorantes ni sabores artificiales, se andaban largos trechos en tranvía, se compraba una Bilz y se mandaba una carta o dos postales. Se compraba un auto nuevo por 3.500 pesos y la nafta costaba 21 centavos el litro. En nuestros días fumar estaba de moda para los hombres. La hierba era pasto y ravioles la comida de los Domingos. La Coca era una cosa nueva que quería competir con Bidú. La música era algo que se podía silbar o escuchar despacito. Una bailable era algo lento para chapar y SIDA era un tipo resfriado pidiendo sidra.
Pero tenemos que enfrentarnos con el presente. Somos la última generación que creyó que hacía falta un marido para tener un hijo. ¡Como para no estar confundidos y hablar de brecha generacional!
“Maleducado” era lo peor que se le podía decir a alguien en el colmo del enojo.
Pero sobrevivimos, así que…!Celebrémoslo!
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