Hoy, dia de reflexión, el pueblo de Madrid si salió a la calle. Poco a poco la calle Génova (sede del Partido Popular - ¿popular?-) se fue llenando de gente, de esa gente que día tras día besa, acaricia, siente, gente a la que le brillan los ojos y se les pone la piel de gallina, gente, mi gente. Todos pedían algo: información, tan sencillo como eso, que no nos mientan más, que no conviertan a nuestros muertos en panfleto político. Esa gente, los que ya no están, hace un tiempo salieron a la calle a gritar no a la guerra, hoy no han venido sino en nuestra mente, en nuestras manos, en ese huequito que tanto nos pesa en el corazón. Expontaneamente cientos de personas se fueron acercando despacito a la Puerta del Sol, con sus lágrimas y un único motivo: la verdad, eso queriamos, eso queremos. Con una sola voz mi gente gritaba, las noticias corrían de boca en boca, noticias como el vacio que nos hacían los medios de comunicación, ni una sola cámara española estaba allí con nosotros. De boca en boca corría el rumor de cierta reunión de los que hoy no estaban, de los que no viajan en tren, de los responsables de esa "su" guerra, de los responsables de nuestros muertos, el motivo de la reunión -sientensé señoras y señores- nuestra concentración era ilegal y por tanto pedían la anulación de las elecciones generales. Si, así de simple, los que besan y abrazan cometían la brutalidad de salir juntos, ¡ a quien se le ocurre en plena jornada de reflexión¡. Poco después nos llega la esperada noticia, el gobierno reconoce tener en sus manos el video de un grupo terrorista islámico que reivindica el atentado. La gente llega de todas partes, con su silencio y su dolor. Poco a poco el kilómetro cero se hace pequeño y con una sola voz que ellos tachan de ilegal nos dirijimos a Atocha, donde esperan nuestros hermanos, donde está la sangre que hemos tenido que pagar por la incompetencia de ese, por sus aires de grandeza. Ya en silencio, quizá un minuto, quizá dos, no lo se, reflexionamos, al fin dejo salir esas lágrimas que tanto me pesaban, muchos las dejan salir, y a las dos de la madrugada del domingo 14 de Marzo mi pueblo se levanta al grito de VIVA MADRID, a lo lejos veo a Mario y corro hacia el para gritarnos entre lágrimas lo que tanto he podido escuchar desde el jueves: "cómo me alegro de verte"
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