¡Y FUE… UNA MUJER!
No hay mujer que no ame lo hermoso, porque Dios la formó con amor,
las praderas, los valles soleados, salpicados con mucho color,
los perfumes de flores silvestres, un poema que se hace canción,
y en sus brazos arrulla a un pequeño, lo más bello que la vida le dio.
Es valiente, y tiene entereza; es ternura de pies a cabeza,
da su vida, pues de ella se olvida, y a pesar de penas se mantiene erguida,
no hay problema que no solucione, y no hay falta que al fin…no perdone.
Y en un día de dulce ajetreo, la risa de un niño su noche alegró.
Heroína de grandes batallas, firmemente un emblema portó,
Y en trincheras fue la compañera, y a un soldado su herida curó.
Una madre que a su Hijo llora, y en la cruz Sus heridas limpió.
Fortaleza, su herencia divina, entereza, prudencia y…¡AMOR!
Y a la herencia de tan bellos dones, también le agregamos un gran
¡CORAZÓN!
Maranti
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