En principio trataba de dar una especie de enseñanza de como sobrepasar los malos ratos en fechas de "felicidad", pero perdí el papel y apenas lo encontré por eso es que está inconcluso el tema en sí:
Era la noche de navidad y él estaba ahí, solo, como lo había estado por más de 4 años, la casa que aunque no era muy grande era lo suficientemente cómoda y acogedora, tenía los cuartos necesarios para albergar a una familia amorosa y unida, lo cual por lo vació de los cuartos a excepción de la habitación principal; demostraba que no había sucedió, gran parte de la casa estaba pulcra con respecto a la festividad, si alguien viviera con él se habría dado cuenta de que solo por donde él pasaba estaba adornado, en la mesa había comida en cantidad como de tres porciones, su estilo de vida lo obligaba o inducía a comer esa cantidad, la comida al igual que los adornos eran de un toque, estilo y gusto refinado, todo lo quería él así.
En la calle la neblina era densa, se encontraba por el suelo, al igual que el termómetro, pero adentro la temperatura era calidad, de un clima que el dinero permite adquirir, pero aun así, tanto afuera como adentro no era acogedor el estar ahí en esa noche, en ambos lados reinaba una tranquilidad y paz únicamente interrumpida por las series de foquitos chillones y brillantes, incluso irritantes.
Volviendo a la casa él se encontraba sentado en la sala, cerca de la chimenea improvisada; aunque había calefacción desde el recibidor hasta el cuarto de servicio, él tenía la pequeña neurosis de sentarse frente a una chimenea, de leer un libro, con la televisión y el mini componente prendidos; era como fusionar una sala inglesa de la edad victoriana y una casa común, por fuera todas las fachadas de la casa recordaban el nivel social y económico encallado en ese “barrio” solo una casa que al parecer había heredado un joven tenía un aspecto de suburbio gringo; y más aún, si cada casa su interior fuera reflejado como su careta sería algo mareante el “barrio” pero distinguido.
El día de año nuevo el olor predominante era extrañó, la comida, el humo de cigarro, los aromatizantes ambientales que molestaban la nariz a un punto de querer vomitar, pero lo que en realidad les provoco curiosidad a los niños cantores de villancicos, que iban de casa en casa para festejar el año comenzante fue la peste que la casa emanaba, cuando los padres de estos pequeños molestosos lograron entrar, la mayoría de ellos salió tapándose la boca por los líquidos que fluían de sus bocas, ácidos y con un pequeño dejo de la cena de año viejo, la policía llego, encontraron su cuerpo en el sillón, la copa rota en el suelo, del libro solo quedo el bulto lleno de sangre y otros fluidos corporales, no se podía leer nada, el cuerpo de él estaba casi podrido, la calefacción trabaja a marchas forzadas, provocando que el olor y el estado del cuerpo fueran peor de lo normal y completamente curiosos, en un examen preliminar indicaron que la copa de vino contenía un cóctel mortal, el cual inducía una hinchazón en los intestinos y las venas. |