Hay veces en la vida en las que puedes dudar de la verdad más absoluta, de las certezas incuestionables de la vida y de los hechos más documentados ocurridosa lo largo de la historia. Pero de lo que no dudamos nunca es del temor a ser rechazados por alguien que nos parece especial. Y no hablo de esa persona que acabamos de conocer, sino de aquella a la que conociste de forma un tanto casual, con la que cultivaste una amistad, con la que no podías parar de reír, con la que, accidentalmente, chocaste en una esquina y bien podríais haberos quedado allí sentados toda la tarde sin parar de repetir "esto lo he visto ya en una peli...". De esto no hay duda, estás enamorado.
-Lo lamento,- te dice el Dr. Cerebrosky - pero si esta situación se alarga, tu corazón podría abandonar tu cuerpo sin previo aviso e ir tras ella por cuenta propia.
¿Qué hacer? Ves que el mundo gira y tu debes quedarte quieto, pues no sabes en que dirección seguir ni que camino tomar. En el horizonte ves que hay al menos dos caminos, con unos sugerentes carteles: "decírselo" y "no decírselo". Que decisión tan... ínfima piensas luego, pero en ese preciso instante te parece una decisión que puede cambiar el rumbo... si no de la historia, sí al menos el de tu vida.
Llegó el gran momento, la Verdad está ahí fuera... pero... ¿Realmente quieres saber la verdad? ¿Quieres darte contra el muro pedregoso de la realidad? ¿O prefieres seguir en tu frágil burbuja que amenaza con explotar sin previo aviso? Te decides a dar el paso, piensas que esta situación es insostenible y que necesitas saber la Verdad, ver la cruda realidad o ver cumplida tu fantasía... y de pronto escuchas... BAAAAAANG! Prueba NO superada. Cara de decepción, quizás alguna lágrima contenida y un lamento mudo que te obliga a plantearte por qué lo hiciste, que si ya sabias que no iba a salir bien, que si esto lo sabias de antemano y notas la misma sensación de cuando puntapié en la espinilla: Sientes un dolor intenso que recorre todo tu cuerpo, eres incapaz de moverte, no puedes plantearte otra cosa que no sea ese gran dolor, intentas apoyar el pie pero el dolor aun es demasiado fuerte así que cojeas un poco. Con el tiempo empieza a remitir el dolor y pruebas a dar los primeros pasos, te concentras e intentas pensar otras cosas para ver si te olvidas del dolor y ves que empieza a menguar poco a poco... y cuando el dolor es poco molesto, reemprendes tu actividad cotidiana con total normalidad.
Ya está. Con la música a otra parte, piensas cuando ha terminado todo. Hay mas gente en el mundo, encontrare a alguien que sea igual o mejor. Pasan los años, los amores y la verdad es que aun mantenéis esa buena amistad, con la venia de las elecciones personales y laborales de cada uno, y un día, sin previo aviso, la imaginación empieza a elucubrar nuevas teorías rocambolescas... pero no notas nada de lo que sentías la otra vez. ¿Será que esta vez los papeles han cambiado? Que… ¿esta vez tú eres el sueño y no el soñador? y como si fuera un meteorito que ilumina la noche la ves dirigirse hacia a ti y en cuestión de minutos has de plantearte que decir. Ya no notas esa sensación en el estomago al verla y dudas si, en el caso de corresponderla, lo harás por lo que una vez sentiste o por los retales de un amor que nunca llegó a extinguirse.
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