Percepción es lo que se da cuando en vigilia se invierte la dirección de la líbido, o , en otros términos: cuando se hace un uso regresivo de la líbido. La dirección opuesta de la líbido o uso progresivo está en pro de la motilidad: en el uso de nuestra inteligencia en provecho de una vida agradable, cómoda y productiva o simplemente para vivir de la mejor manera que queramos, la motilidad es el uso de los medios y recursos para ello. La motilidad, podemos decir, consiste en la más provechosa adaptación en el mundo ahora aquí y así. No es de extrañar que la percepción (el extremo opuesto en el ser humano a la motilidad) sea un lamento; cuando caemos en ella se siente la pérdida del Paraíso y nos topamos cara a cara con los sucesores (Adán y Eva con la Serpiente, y en la actualidad con el Insecto, el nuevo mandón, ya descrito en estas páginas), ello no trae mucha esperanza, más que obedecer (a la pérdida) y buscar satisfacción en el obedecimiento.
Pero “las técnicas cognoscitivas proporcionan más saber que las productivas” – (sé que este lenguaje a más de uno saca de quicio, estoy de acuerdo en que es innecesario, pero es nuestra característica la pomposidad y la afectación a la hora de usar el lenguaje para tocar alguna realidad) – Aristóteles; pero, repito, las técnicas traen buenos frutos, uno de ellos y el principal consiste en el aumento de la energía y creo que sólo en eso, a parte de haber traído hijos, consiste la felicidad. Lo de la energía (y es por esto que vale el estado regresivo o, si quieren, psicótico) es así de sencillo explicado en términos óntico-ontológicos: todos los seres ónticos estamos contenidos dentro del ser ontológico, es algo así como que la pequeña superficie de lo conciente está contenida en la superficie de la esfera de lo inconciente. El ahorro e incremento de la energía consiste en revertir la situación: que el ser ontológico sea contenido por el ser óntico propiciando así la transformación de este último, dando forma al contenido y ascendiendo a los cielos como así Jesús lo hizo.
“Los hombre perecen porque son incapaces de unir el principio con su fin” – Alcmeón de Crotona (allá por los un bojote de años antes de Cristo)
Añado una nota de Bacca: “Al unir el principio con el fin resulta, a los ojos del Griego, esa figura cerrada que es la circunferencia, figura perfecta; propia de las cosas eternas. Juntar una cosa en sí misma su principio y su fin es tener dentro las causas fundamentales: eficiente y final; y ser, por tanto, indestructible” (me habría gustado tachar la frase “a ojos del Griego”
Nota: ¡Coño, qué complicado es cuando occidente desea decir algo, uno se lee a Spinoza, a Aristóteles, a Platón, a Heidegger, a Freud, etc.y en vez de adquirir un lenguaje sencillo para explicar de manera sencilla las cosas esenciales de la existencia se topa con un sopón en el cual no se duda que flota hasta mierda. Luego, por casualidad uno se vuelve a topar con un librito que se consigue en las tiendas de literatura de brujería tal como lo es “El fuego interno” de Carlos Castaneda y en cinco páginas encuentra la explicación que por error se intentó encontrar en la pedantería occidental. Es así de sencillo: El Universo está compuesto por una infinidad de emanaciones de energía, los seres vivientes están compuestos por parte de esa energía encapsulada (los seres vivientes son energía encapsulada), la percepción ocurre cuando parte de esa energía encapsulada se alinea con las mismas partes de energía del universo. El sitio en el que ocurre tal alineamiento se le llama punto de encaje, este punto de encaje puede ser movido de manera tal que otras energías que se hallan encapsuladas en el ser viviente se alinean con otras energías correspondientes que existen en el universo y de allí ocurren los cambios en la percepción. La meta del chamán consiste en adquirir tantas posiciones de su punto de encaje como le sea posible, hasta que todo su ser adquiere otro estado de ser. Ahora bien, el indio busca tales cambios, el occidental no, el occidental se aferra a una sola postura o posición de su punto de encaje. Tal explicación, sencilla, fáctica, ahorra la cátedra completa de la escuela de filosofía (es la filosofía). Los indios dieron en el clavo, occidente fracasó*. Habremos de cantarlo.
Occidente no fracasó: hubo de inhumanizarse para construir en grande el mundo de los insectos: hubo de trabajar (si la Tierra requiere cambios éstos han de producirse) ahora bien: la explicación supuestamente perteneciante al conocimiento de los toltecas dada en Carlos Castaneda (supuestamente de forma accidental) es lo mismo que Heidegger trata de decir en el ser y el tiempo, sólo que Heidegger lo trata de reproducir obligando al lector a sufrir tales movimientos (del punto de encaje - sus "Temporaciones"), Henry Corbin, un maestro que trata de dar a entender al estúpido occidente la religiosidad islámica es esencialmente lo mismo. Spinoza: El Dios de Spinoza no es el nuestro: es la Potencia.
Occidente y casi todas las demás culturas han pelado bola en el sentido de su falta de sencillez a la hora de dar una explicación. Occidente, específicamente, no pasa de ser una batalla de egos (Platón contra Homero, Schopenhauer contra Kant, Jung o Freud, etc - todos una sarta de idiotas), por ello se nos hace imposible hablar, el uso de una sola palabra, pareciera quie define la adhesión a un bando.
Bueno: simplemente me alegro mucho de haber reencontrado ese librito
|