Casi un mes que Goyo partiò. Fue una gran sorpresa ya que era un viejecito tan fuerte con sus 92 años recièn cumplidos. Sòlo habìan pasado dos dìas de su cumple.
Una gran pena sentì ya que me habìa encariñado mucho con este personaje.
Aprendì cuando estudiè para "cuidadora domiciliaria de ancianos", que el "viejo" como se lo denomina normalmente, debe seguir en su casa, debe seguir sintiendo sus olores, seguir con sus costumbres, con todo lo que lo rodeò en su larga vida.
Por eso NO a los malditos geriàtricos, porque son el final de una larga existencia, aunque la familia considere que es lo mejor para ellos.
Lo que sucede es que deben adaptar la casa a las necesidades del viejo, deben acondicionar todo, deben olvidarse de tantas cosas simples como una hermosa alfombra, una lustrada mesa ratona y muchas cosas que a simple vista, las vemos como que no afectan.
Entonces como los No incomodan, se busca la manera màs simple, el abuelo al geriàtrico. Y repito, es el final de este ser tan adorable, que a veces se torna jodido por el solo hecho de que su edad y sus cosas vividas lo llevan hoy a ser jodido.Molestan, no saben donde meterlos y ahi la respuesta: al geriàtrico.
Pensar que nadie piensa. Debe tener una muerte digna rodeado de sus afectos y repito, sus olores, sus cosas, su todo, su vida en su casa, pero NO.
Asì llegò Goyo a un geriàtrico. Solo, y yo dirìa abandonado, porque la familia y lo sè por experiencias que vivo a diario en esta ciudad optan por lo simple, sacàrselo de encima. Si son sanos, por que????
Mi compañera Miriam con quien compartiamos algunas horas a su lado, iba algunos dias a visitarlo, lo sacaba a pasear, lo llevaba por la vereda de su casa, y asi pasò muy poquitos meses.
Hasta que de repente, se fue.
92 años plenos, 92 años que fueron vividos rodeado de su gente y muriò solo. Que bronca tengo, no puedo seguir