Happy Land

Era un happy land donde mujeres nadaban en el mar de la mentira
Todas ellas creyéndose ser únicas, soberanas en este mar de ilusiones
Todo era un juego de niños, jugaban adultos con ideales infantiles
Trenes de caricias iban y venían por rieles de mala suerte
Sillas voladoras surgían desde los aires enloqueciendo las miradas
Un soberano, rey, absoluto, idílico, en un castillo de naipe
Manejaba el carruaje de muchas vidas encantadas
Usaba su as para deslumbrar a sus amadas y luego dejarlas encerradas en la pieza del amor fatal.
Ojos azules de traición y mentira reían como niños, siendo el anzuelo para cazar la presa fácil.
Iba a su cuarto preferido, oscuro como sus pasos tenebrosos.
Tratando de engañar con sonrisa sincera un amor que era pasajero.
Parado enfrente de su reino, lucia enigmático y sincero pero dentro de si mismo era corazón negro en un cuerpo de diablo
Abría la puerta con la llave del infortunio
Muchas moscas caían atraídas por el pastel.
Era demonio con cachos rojos y boca con vaho de humo etílico
Hablando por teléfono un demonio se dejaba oír en el espejo del pasado.
¿Quien era?
Era la traición caminando por los pasillos de lo incierto.
Jugador, adicto en su mundo vengativo y desilusionado de la fidelidad femenina.
Vertía un mar de mentiras sobre los pasos sinceros de muchas ilusas pordioseras.
Quédose vagando su halo rancio por la Estación donde todos van y solo él vuelve a jugar en su Happy Land.