La crónica de un buen día. . .
Un día desperté, como todos los días me había despertado, como todos los días de mi vida; me metí a la regadera, lave mi rostro, me vestí normalmente para ir al trabajo. Ese día me veía especialmente linda, mi rostro limpio después de una buena noche, mis ojos se abrían mas de la cuenta y mis pupilas parecían dilatadas. Era un día como cualquier otro pero yo me sentía tan distinta a cualquier otro día. Recibí una llamada era Israel eran las ocho de la mañana, llamaba para decir que otra vez no nos veríamos, tenia varios compromisos en el despacho. Tranquila y sin más cuestionamientos le deseé éxito. Sí un día como muchos en los que me sentía sola y abandonada, cuando deseaba comprometerme con aquella pareja a con la que con tanto amor ya tenia cinco años, un hombre bueno pensaba, con defectos claro esta, pero lo amaba y crea que el sentimiento era bien correspondido. Pero ese día no me sentía ni sola ni abandonada, me sentía viva, mas viva que cualquier día normal en mi vida. Todo parecía marchar bien, tome un taxi al trabajo, como era mi costumbre se me hacia tarde. Era una mañana fría, estábamos en pleno octubre mi mes favorito, tenia 23 años y me sentía feliz con mis logros, con mi carrera, había aprendido a aceptarme, depuse de una tempestuosa universidad en donde por mucho tiempo me hundí en una depresión silenciosa, que me hería lentamente llevándome a lo que jamás pensé experimentar, sin embargo de ahí conocí a Israel un poco miserable un poco mas de increíble, y fui feliz mucho tiempo. Al parecer ese seria un día muy ajetreado, kilos de trabajo sobre mi escritorio. Una compañera se acerco con una gran sonrisa en el rostro, me explico que ese día celebraba un aniversario con su esposo, estaba cordialmente invitado junto con mis demás compañeros. Me pareció una oportunidad perfecta de convivir y así pasar el tiempo sin mi novio. Anteriormente habíamos tenido problemas, pues yo cada día tendía a volverme más dependiente, aunque sinceramente siempre lo fui de el, además el parecía mas lejano y cada vez que discutíamos sobre el tema se marchaba y alegaba que por eso no se casaba por no tener que escuchar los reclamos de alguien; yo siempre agache la cabeza y asentía sin mirar. Pero aquel día era diferente Salí del trabajo muy feliz a pesar de que había sido un día pesado, regrese a casa y me arregla hermosamente como justo me sentía en ese momento, me puse un vestido negro de cóctel, corto y un poco esponjado. Era uno de esos días extraños en los que me sentía feliz. Un compañero se ofreció a pasar esa noche por mí. Se llamaba Josué un lindo joven chico de apenas 3 años mayor que yo, me agradaba en verdad Josué pero es de esos amores platónicos que permanecen así. Llegamos a la mesa, un lugar en verdad agradable y elegante, parecía ser mi día perfecto. Estamos todos sentados ya, la plática era interesante, opinaba y reí junto con todos mis compañeros; una felicidad conciente me llenaba en ese momento. Hasta el fondo del lugar escuche una voz conocida, seguro Israel había venido a cenar con los socios del despacho, eso hubiera sido perfecto ya que me vería con mi lindo vestido y arreglada tan bonita, pedí permiso en la mesa para levantarme, camine segura hacia delante, y lo ví. Se veía muy guapo traía la camisa azul con rayas que le había regalado en su cumpleaños, y se parecía muy feliz, así como yo lo estaba. Su compañera lo tomo de las manos y se acerco a darle un cariñoso beso, el le toco el rostro con ambas manos y lanzo un largo suspiro; Así como la primera vez que lo vi y dije que el era para mí.
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