CONFESION--Parte I
Ella nunca supo en qué momento pasó. Cuando se dio cuenta, era demasiado tarde para retroceder.

Ella, a la que circunstancialmente llamaremos Annia, era una joven soñadora, tímida y hasta ingenua de 22 años de edad; que si bien no era fea… digamos que no tenía a muchos hombres a sus pies por su belleza.

Lo había conocido en medio del tumulto de una sociedad conservadora. Annia intentaba llevar una vida recta, sin dar lugar a subjetivismos baratos - como el amor de pareja o cosa parecida- que pueda desviarla de su objetivo principal: el estudio.

Estudiaba literatura, en una universidad lejana a su hogar, donde el precio del estudio era muy alto, no por el dinero, sino por las cruces que acompañaban su permanencia en aquella ciudad, llena de magia, historia y problemas.

Cursaba el séptimo semestre. Debido a un cambio en la planta docente de la carrera, un nuevo maestro, joven y sin experiencia aparente, se encargaría de inculcar a sus pupilos la belleza del arte escrito.

El maestro - al que de vez en cuando llamaremos Ángel - se desvivía en hacer de sus clases atractivas para el alumnado, sin embargo, a pesar del esfuerzo, muchos terminaban las mismas- si es que lo hacían - con cansancio, y con la sensación deque las palabras que emitía el maestro eran demasiado grandes para su minúsculo intelecto.

Después del primer semestre de Ángel como maestro, Annia junto a dos de sus compañeros de clase caminaban por la histórica plaza de la ciudad, donde el motivo de conversación, era la postergación de un examen de la mencionada materia. José, el compañero de Annia, era actor y casualmente era amigo del docente.

José mencionó haberse enterado de dicha información, gracias a una conversación mediante Internet que tuvo con su amigo. Y tal vez, sin querer, mencionó la dirección de correo electrónico del mencionado docente.

Fue ese maldito momento el que llevó a Annia a realizar acciones, que ni ella misma imaginaba; las que llegarían a sobrepasar los límites de su entendimiento.

CONTINUARÁ...