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Inicio / Cuenteros Locales / el_hada_perdida / La Noche de mi suicidio

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Eran como las doce cuando por fin me decidí a afrontar a mi destino. Hacía ya cinco años que había fijado la fecha. Fue en una de mis tantas noches de insomnio, salí a caminar tarde, a las tres de la mañana más o menos.
Merodear por el barrio es una de mis actividades favoritas, es un desafío. Con la inseguridad que hay en estos días salir a la calle se asemeja a internarse en la selva pero yo asumo el riesgo. Después de todo, no soy una víctima atractiva, no ostento fortuna y soy consiente de que mi apariencia andrajosa se acerca más a la de un delincuente que a la de una víctima.
Lo cierto es que es una costumbre que me tomé de adolescente, me escapaba de casa por la ventana de mi habitación y deambulaba por la calle sintiendome libre. ¿Libre de que? Digamos que la angustia decide que la noche es el momento de arremeter, esto es sabido. Lo que pasa es que de adolescente carecia de las armas que un adulto en estos dias tiene para luchar contra ella, ningún fármaco a mi alcance. Desde la muerte de mi hermana, la noche representaba un peligro adicional dado que habia muerto, “mientras dormia” según mi mamá, “sin sufrir ni un poquitito”.
A esas horas de la noche uno se suele encontrar con todo tipo de personajes curiosos que la ciudad esconde durante el día pero que inevitablemente se descubren cuando ya todos duermen. Se podría decir que es un universo paralelo, en el que todas las infamias se sienten libres de deambular por las calles a salvo de las miradas dogmáticas de aquella gente que se considera “normal”. Es sin duda divertido sumergirse en esta realidad dejando de lado las ataduras a las que se está sujeto durante el día. De más está decir que la luz me intimida y que me defino como una criatura nocturna por excelencia. Soy escritor y de aquellos que encuentran su musa en la oscuridad de la noche. Cuando la ciudad se acalla y por fin se sumerge en el mundo de los sueños, ella gentilmente me alcanza alguna de sus mejores gemas, me las muestra de lejos, me seduce con trampas de niña y siempre logra que mi inspiración me devuelva algo de lo que la racionalidad gris de la oficina me roba.
Así es como, sumido en mis pensamientos, caminaba yo por la calle aquel primero de diciembre cinco años atrás. Casi sonámbulo, ajeno al mundo exterior doblé en una esquina. Caminaba, aunque no me daba cuenta, ahora más rápido que de costumbre. Como si debiera acudir a un lugar en especial en vez de estar meramente vagando. Fue cuando me detuve de improviso que tomé consciencia de mi paso forzado, desacostumbrado a hacer ejercicio estaba agitado y un sudor frío corría por mi frente. Miré en torno y no reconocí en el instante el lugar en donde estaba. Lentamente fui recuperando la consciencia como quien despierta de un sueño profundo. Las ideas comenzaron a fluir más nítidamente; ahora comprendía a donde estaba. Me encontraba parado frente a un enorme caserón que reconocí como escenario de varios sueños míos. Quiero decir, de un sueño recurrente que tengo desde que soy adolescente. Generalmente siempre empieza con una persecución, corro frenéticamente. No sé bien qué es lo que me acecha; nunca miro hacia atrás. Cuando por fin llego a la casa salto las rejas negras que cercan el jardín que la rodea. Hay una luz encendida en el porche, atravieso el parque y me dispongo a abrir la puerta, giro el picaporte y entro a una habitación que es en realidad el living de mi casa, en ese momento despierto. Es curioso que a pesar del paso del tiempo y de los sucesivos cambios de domicilio, siga soñando que entro al living de la casa en la que viví en mi infancia.
Esa noche, sin embargo, las rejas estaban abiertas, el candado junto con la cadena que las sujetaban habían sido forzados. No había ninguna luz; tampoco ningún indicio de que hubiera alguien dentro. Impulsado por la curiosidad, atravesé las rejas abiertas. La puerta principal estaba abierta y, como en mi sueño al girarlo, el picaporte cedió dejando entrever la escena que ya conocía, pero en la memoria de los sueños.
Sabía sobretodo lo que iba a pasar después, los hechos se me adelantaban en la mente como escenas de una película que hubiese visto un y otra vez, a pesar de que fuese esta la única ves que se me permitía conocer la continuación de mi sueño.
Sabia de mi hermana mirando detrás de la puerta apenas entornada y sabia de mi tratando de evitar que me viera. Corriendo hacia la puerta para cerrarla. Pero no esa vez, porque en la vida real la sangre corre mas espesa, más lentamente, pero se lleva rápido el aliento. Esta noche la casa era para mí el escenario donde su tragedia se desplegaba y saber que ya no la vería sufrir más detrás de las paredes buscándome por las noches me traía tranquilidad. La fría tranquilidad tiesa de la muerte que me transporta de nuevo a mi estudio y a ella que me espera en un rincón con sus ocho años a pesar de los treinta y cinco que pasaron. La hoja roza mi piel casi imperceptiblemente, inmediatamente el líquido rojo denuncia mi acto y me entrega de a poco a una somnolencia dulce, mientras ella me siente llegar y buscarla.


Texto agregado el 07-07-2007, y leído por 448 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
14-03-2015 me encantó leerla! 5* dimitri_paria
13-05-2009 que puedo decir. excelente invita a dentrarse, es algo tetrico. pero la verdad que la forma de usar la retorica. como envuelves al lector en un misticismo nocturnal como dices. deambulando y que juego mental al remeter un sueño en el relato, como se unen a la realidad cmo manejas algo frio y oscuro como algo mas apasible. me adentraste y no es la tematica. es la forma de desarrollar el tema. y la sintaxis que manejas, conoces las pautas y sabes desarrollar un relato en sus etapas... haciendolo narrativo. con tendecia casi a un cuento. cuando unes los universos paralelos... aqui agradeciendo tu amabilidad al corregirm en mi texto (poema me gustaria que leyeras chapala. y que hable el silencio o tequila. deseo seguir leyendote y que la distancia no opaque lo que a futuro podria ser o mejor dicho de ese medio con toda su behenevolencia nos procure una amistad a distancia y sere tu seguro lector como a su vez espero ser uno de tus escritores. saludos desde México tu amigo alejandrornelas@hotmail.com www.freewebs.com/alejandrornelas alpha_y_omega
23-11-2008 tetrico y duro y una metafora enorme seguro de un momento duro. Poe dijo no me suicido para encontrar una razon para no hacerlo. El personaje de este escrito no se si eres tu o ficticio lo tiene ...llevar en su vida el legado de un ser querido que ha muerto.***** elagush
18-07-2008 Realmete Increible .... Sera así ... una repetición constante .... Me gustó mucho .. me hizo reflexionar demasiado ... Un abrazo. pabloantonio
18-07-2008 una narración muy impactante uleiru
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