El miércoles pensaste que me había enojado, pero no, no fue así, la verdad sentí que invadía su espacio, que era una intrusa. Todo salió mal, pero con mis dotes de hada madrina logré reacomodar las piezas, hasta accedí a ir, bastante a deshoras, a otro antro. Pero era tu cumple y quería hacerte sentir, con todo mi ser, que era un día importante, ni más ni menos que “el cumpleaños del amor de mi vida”. Sentía lindo, no había temor, ni preocupaciones, sentía tu amor y tú sentías el mío.
El desvelo no hizo mella y hacías planes para ver a tu hijo y a tu ex cuñada, otra hada madrina que nos ayuda a poder ver al nene. Por mi horario no estaba incluida en el plan, pero—de nuevo en plan de hada— moví cielo mar y tierra… bueno, bueno, sólo pedí un permiso para no trabajar esa tarde, con la promesa de devolver las horas. El plan era magnífico pero por primera vez no me incluiste (por primera vez…). ¿Será que la noche anterior algo se rompió? ¿Fueron celos por Arturo, que no paraba de verme?
Con gritos y sombrerazos te armé el plan de comida en casa de tu mamá y ver al niño en el cine después. Caigo ahora en la cuenta de que fue hace quince días. Estos quince días han sido terribles, horribles, desesperantes, desesperanzadores. Angustia, tristeza y soledad han estado presentes. Total, todo fue magnífico, la comida con tu madre, el cine con tu ex cuñada, a quien por cierto le tenía yo unos celos horribles, pero es lindísima.
Luego, me pasaste a dejar al boliche y te fuiste a casa. Yo sólo hice acto de presencia y quería estar contigo, así que me fui a casa. Cuando llegué estaban tu hermana y tu cuñado e incluso aquí todo fue maravillosamente, como debe ser, hubo fotos, risas, cantos, pero cuando dije que ya no…¡allí aún podíamos salvarnos! Aún no era tarde.
Yo me subí a dormir, decentemente, como para hacerles ver que la party había acabado, pero empezaron los gritos, los insultos, los jalones, así que tuve que bajar y sufrí las consecuencias. No me quito de la mente tu rostro lleno de ira exigiéndome que te abriera la maldita puerta… si pudiera volver el tiempo atrás me regresaría al momento de decir que no, y hubiera cerrado la puerta, pero entonces yo sería la mala, la ojete, la chingativa y la pendeja… y de todos modos eso es lo que soy ahora. Y me angustia.
Los días siguientes ya no hubo manera de detener la bola de nieve que descendía arrasando con todo a su paso. Viernes triste en la oficina, viernes nos vemos a la salida, trato de hablar, quiero tenerte conmigo y te duermes (ya traías la costumbre), tomo droga, me pierdo, te quiero mostrar lo que se siente, me lastimo (más por dentro que por fuera). Sábado tétrico y lloraste cuando me vio, me abrazaste y me dijiste que te perdonara, que lo sentías y yo hice lo mismo, pero tal vez los pedazos de lo que se rompió ya no se podían unir, por más cuidad que ambos pusiéramos. Jarra otra vez, con la intervención de Julio. Creo que nunca me perdonaste que le contara, yo ya no podía cargar sola con eso.
Domingo vuelta al circo. ¿Qué hicimos de la vida esa semana? Estuve perdida, anestesiada, fumando como loca, tú llegando tardísimo. ¿Qué demonios pasó? Miércoles vuelves a casa temprano. Todo parece normal y me cargas en tus brazos fuertes y me miras con amor (tal vez la última vez). Lo pienso y no hallo más que promesas de que todo estaría bien, cuando ya no lo estaba. Un día, promesas, otro, indiferencia. Jueves siguiente, me honras avisando…y me maltratas gritando (con la misma cara de demonio que surge después de tus episodios etílicos). Viernes te vas por ahí, aprovechando que no puedo contactarte, ¡pero ocurren milagros!
Un día bien, otro mal, otro peor. Tiraste mi foto. Creíste que era bruja. Yo ya no veo el amor, ya no lo oigo, ya se fue. Creo que sólo dos días he sonreído durante el día pensando en ti. Hoy sólo siento angustia y miedo… ¿El amor como vino se fue? ¿Era tan poca cosa? Y sin embargo lo vi como lo que deseaba para el resto de mi vida. Contigo. Juntos. Agarrados de la mano. Gritando a todos que por fin había pasado, que ya sabía amar. Que era tu hada madrina, que era tu mujer, que éramos todo.
Hoy voy a fingir, a ver si logro convencerme, convencerte y revertir. Alex: te amo. Y el amor NO se acaba en quince días. Quiero volver a sentirte cerca, que me digas que me amas, que juntos estamos construyendo algo que vale la pena.
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