Percibimos continentes, es decir: cuerpos, cosas que contienen. Las cosas que contienen (cuerpos) se mueven, andan de un lado al otro, están detenidas, etc. y todo ello genera pensamientos sobre las cosas que contienen. ¡Sería tan fácil, y tentador, pensar que estamos únicamente contenidos por los pensamientos sobre las cosas que contienen! El intentar ir un poco más allá de esto se le conoce como cognición y también como intelecto (en donde “lecto” remite a lectura… lectura de las cosas que están dadas) Apreciamos continentes, no contenidos; sin embargo es nuestro contenido lo que aprecia, a nuestro contenido apreciando no se le puede ver, pero siempre puede hacerse una lectura de algún gesto, un fruncimiento, etc. Lo importante no es eso, lo importante es que hay cosas que contienen y es un absoluto misterio lo contenido… sin embargo construimos, digamos, nuestro mundo a partir de la impresión que tenemos del conjunto de todas las cosas que contienen. Precisamente eso, los cuerpos que contienen, son las apariencias (porque somos incapaces de darnos cuenta de que ya están contenidos), las sombras, que, la luz cuando les golpea, nos lo hace recordar vivamente… se las saca desde adentro.