Se podía escuchar a una madre cantando una nana a su hijo recién nacido, el mecer de la cuna, ver la luz de la lámpara de noche.
El resto en aquella habitación, era sólo silencio y oscuridad.
Entre medias estaba lo que estaba, cómo escondido sin estarlo, la presencia que vigilaba con sigilo la vida de aquella luz, de una nueva alma encarnada en aquél recién nacido.
El ángel esperaba con paciencia a que la madre saliera de la habitación para ocupar su lugar, al lado de aquél pequeño, vigilando su dormir durante toda la noche.
Aquél ángel había sido elegido, para la custodia y la salvación, en los momentos más comprometidos por los que la vida del pequeño pasaría, a lo largo de sus etapas de existencia en el mundo.
Un ángel que sólo se apartaría de aquella persona, el último día de la vida de esta, cuando llegara su ocaso, dando paso a que otro ángel tomara la iniciativa del nuevo sendero que la misma debiera de tomar.
Al igual que este pequeño tenía su ángel protector, llamado tradicionalmente "Angel de la Guarda", todos lo tenemos, sin verlo, sin sentirlo, pero está ahí, a nuestro lado, impidiendo que nos pase algo peor de lo que nos podría pasar cada día.
Muchas veces se ha visto en la vida de las personas, hechos que han podido dar que pensar: esa persona ha sido salvada de algo que podría haber acabado en tragedía ó en algo peor, de lo qué en verdad le ha ocurrido.
Cada día que nos despertamos, es una día nuevo de eventos que pueden salir bien, ó, no tan bien, de aventuras en las cuales podemos apostar nuestra frágil vida, mismamente en nuestro coche, en un autobús, en el metro, etc.
Incluso, sin salir de nuestros hogares, el peligro está en muchas partes y a muchas horas de ese día.
Y sin embargo, nos vamos a la cama, sin pensar ni un sólo instante, que hemos podido ser salvados decenas de veces, de decenas de sucesos, que a nuestros ojos y entendimiento son tan lógicos y normales, que simplemente no han existido siquiera.
Pero lo han hecho, han estado ahí sin vernos involucrados, porque ese ángel de la guarda, nos ha protegido de los mismos.
¿ Y por qué nos ha protegido ?, si ha de ocurrir, ¿ no debería de ocurrir ?.
No debe ocurrir, lo que pare la existencia de alguien, quién debe continuar aquí, el tiempo que tiene programado para ello.
Para eso y sabiendo que somos como somos, La providencia puso a cada cual unos ojos y unas manos que vieran y protegieran, lo que nuestros ojos y manos no pueden.
Cuando vamos andando por la calle, entramos en un cine, vamos a un café ó paseamos por el parque, nunca estamos solos en verdad.
Otra cosa es que no veamos o sintamos a nadie a nuestro lado, pero solos no estamos, ese ángel invisible, impasible a tus reacciones, pero no a lo que se concierne sobre tu persona, está ahí, paseando contigo, sentado a tu lado, mirándote y observando cada movimiento que realizas, con una seguridad total en tu propio beneficio.
¿ Nunca te ha dado la sensación de que alguien te miraba en tu habitación, en alguna parte, cuando estas sola, solo en tu casa ?
¿ Nunca has sentido la carga de alguien más en ese mismo lugar donde tú estábas ?
Si lo has sentido, esa carga es la energía que ese ángel tiene y desprende.
Esa carga que se encuentra en el ambiente, es lo que hace que tú te sientas menos sola-solo, por lo que si la sientes, por favor, no tengas miedo.
La carga de presencia, es una carga de energía positiva, nunca negativa, por lo tanto, te estará dando vibraciones buenas y no malas.
Recoge esas vibraciones siempre con aptitud positiva, pues quién las genera, es alguien que está para ayudarte y no para ponerte la zancadilla y que te caigas.
Si eres una persona que suele rezar, reza a tu ángel protector siempre, dedica unos momentos a darle las gracias por hacer lo que hace cada día para ti.
Si no eres una persona que suela rezar, tan sólo dale gracias por estar ahí y acompañarte en cada momento de tu existencia.
El ángel aceptará de muy buen grado tu agradecimiento, sentirá que tú sabes que existe y hará su trabajo de una forma más agradable para ti.
Incluso si pones una vela para él, esa vela dará más luz a su labor y a su existencia, por lo cual, te invito a que la enciendas en su nombre.
Cada vez que te salves de algo que en verdad veas como peligroso y de lo cual no hubieras salido bien parada-parado, acuérdate de que ese ente, espíritu, presencia, ángel de la guarda ó como quieras llamarlo, pues en todos los casos es correcto, estuvo allí y te ayudó.
P.D.: El ángel de la guarda es la forma más vital y cercana que tenemos del más allá, el único aliento que nos mantiene a salvo, nuestro guardaespaldas personal.
Escrito por Carlos Them.
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