La paloma blanca tendió sus alas y voló sobre el mundo.
Cada vez que pasaba por encima de un pais, de una ciudad, de un pueblo, transformaba a las personas, los árboles, los rios, los lagos y los mares.
La paloma nunca paraba de viajar.
Cada sitio del mundo era visitado y su blancura brillaba bajo los rayos del sol.
Durante la noche, la paloma descansaba en los ventanales de las casas y escuchaba las conversaciones de los humanos.
Al día siguiente, se preparaba para consolar a aquellos que no encontraban la gracia, volcaba sus alas sobre estos y les daba el consuelo de su paz.
La amistad iba siendo entendida poco a poco por los pueblos, cada día un pueblo se convertía a su blancura.
Sus corazones se tranformaban en algo mágico y hermoso.
Cada vez que la paloma pasaba, la bandera blanca de la paz se veía ondeando a lo lejos, en lo más alto de la cima de las montañas.
Era cómo una señal de gracias que los humanos hicieran, a quién cada día, depositaba sobre ellos la cálida esperanza de la armonía y el espiritu de su paz.
Aquella paloma era inmortal, nunca caía abatida, cada vez que veía al enemigo de la amistad, se enfrentaba al mismo con un poder único que acababa tranformando al mismo.
Aquellos que la podían ver volar, sonreían cuando pasaba sobre ellos y cerraban sus ojos cuando depositaba su luz y su libertad en sus corazones.
Quién confíe en esta paloma, conseguirá la guia de su hermosura y el camino de su bondad.
Los pueblos oprimidos de la tierra, son los únicos que pueden ver a esa paloma, cuando la necesitan de verdad.
Aquellos que los oprimen, nunca la podrán ver, su mirada es demasiado baja y sus deseos tan oscuros, que son incapaces de poder ver más luz que su propio Yo interior.

PD. 'Mira alto sobre todas las cosas, pero miralas siempre con luz, paz y humildad'.

Escrito por Carlos Them

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