Flor del café, luz oscura con sabor nacida de la naturaleza, fruto elaborado con artesania, molido fino para su más exquisita degustación.
Vendido en cada parte del mundo, tu olor y sabor atraen masas, comparten tertulias, acercan corazones, fomentan reuniones y mantienen abiertos nuestros ojos durante las largas noches.
Café natural de Colombia, plantado con esmero, con dulce cuidado, tus frutos se beben, se comen en maravillosos caramelos, refrescan con hielo las tardes del verano.
No permitas que nos privemos de una taza cargada de ti a diario, eres nuestro fiel compañero en los desayunos, después de las comidas y por supuesto en las veladas, junto a esa copa de licor que nos entona, tras una buena cena.
De la raiz de tu sabor, se prepara la cola, se elevan las burbujas en cada embase, llenas de frescura el interior de aquellos que te prueban, compartes los momentos más calurosos y nos llenas de ese carisma de nostalgia y dulce antología.
Alimentas en nosotros las tardes-noches cuando apareces en esa genial cafetera, haciendo notar tu inconfundible aroma, rey de los trabajadores y de las amas de casa, rey de los bares y restaurantes, rey de la montaña, donde unos sorbos de tu maravilloso contenido, entonan a aquellos que viven en las alturas, rey de los marineros y capitanes, a quienes mantienes calientes y despiertos durante las largas jornadas de su faenar nocturno.
Ah café moreno ! Poesía eres cuando se te bebe, cuando cada grano de ti es molido, cuando cada taza es servida, cuando el agua ó la leche se funden contigo.
Ah café moreno ! Enamoras con tu sabor al mundo entero, privas del sueño a los muchos que te beben en exceso, tomarte mucho no es bueno, probarte un poco es un regalo del cielo.

Escrito por Carlos Them

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