Hoy supe de un amor y aunque no he entrado todavía en sus dominios, me pareció sugestivo y atractivo saludarlo en bienvenida forma, porque entre elencos, expresiones y referencias sanas, me lució encantador desde el mismo instante que conocí de él.
Quizás ya lo había percibido, pero en su traza se hablaba maravillas de sus bondades y quienes no lo habían imaginado siquiera, deseaban profundamente tenerlo entretenido entre su gracia. La curiosidad me abría los cauces del deseo para disfrutar lo desconocido y misterioso que produce el privilegio de satisfacer el anhelo para encontrar lo apropiado a mi medida....¡El miedo por gozarlo me inspiraba!
La posibilidades de encanto con sirenas y virtudes de placer, estaban trenzadas en un montón de ilusiones y fantasías que enriquecían aún más, las ganas de conocerlo mejor, de abordarlo de inmediato con pasión y calor y de sentirlo más mío que de nadie.
Ese sueño de tenerlo como propio, me cortejaba y me seducía abusivamente dejando a un lado mi condición de ejemplar próvido,...¡Sin mesura ni recato!.
La impudicia me poseía y no resistía ni luchaba con la voluntad ni con la fuerza para detener la sórdida amenaza, Estaba cautivado con el más evidente acento de poder.
Por eso,...¡La confrontación era inminente!
-¡Hola nuevo amor!, te estaba esperando con miedo y angustia. Estoy deslumbrado y además aterido porque sé que nunca pierdes tu tiempo- el amor ajeno estaba dispuesto a defenderse aunque aceptando el reto casado con la ansiedad, a un paso por entregarse de bruces a lo vedado.
-¡Y porque habrías de temerme si nunca hago más desgaste del que me exigen!...y aunque te reconozco, respeto si te estremeces por mi presencia, pero eso de perder el tiempo es una insinuación a la mentira. Mi fortaleza está en lo oportuno para danzar en él y tu eres mi mejor aliado, porque si de algo estoy bien seguro, es de que tu afinidad con lo prohibido hace cadencia con tu mismo compromiso. ¡Allí comienza mi hechizo para la sed de contacto con la eficaz seducción que nos persigue! A mi por impetuoso y a ti por ingenuo-
-Eso lo sé, nuevo amor,.. eso lo sé, pero dime...¿Quién apuesta a jugar siempre lo mismo sin que sienta el deseo de probar el peso de tu lance de placer?.¿Quién resiste el poder de la aventura? ¿Quién no obedece ciegamente a la seducción elegante y exquisita salpicada con matices de lisonjas y halagos afectuosos?.
Quien coincide en seguir viviendo feliz sin el deseo de probarte, difícilmente disfrutará el halo delicioso del gozo que produce ese misterio. Somos nosotros quienes sembramos episodios de ocasión por desearnos y es por eso, que la virtud de una aventura se alimenta en secreto y del peligro de sucumbir en ella, pero...¡Como nos gusta!- el amor ajeno terminó suspirando.
-¡Ay amor ajeno!, ¡Me sorprendes con tu gracia y delicadeza por armonizar con algo tan fuera de lo comúnmente hablado!
La sinceridad es buena consejera cuando dos amores intiman y creo de verdad que somos dos victimas atacadas por las circunstancias y el destino quien es el verdadero protagonista de nuestras vidas.
El destino siempre aparece para marcarnos con sutileza, pero fuertemente armado, para que su huella instaure su firma y no se borre en el tiempo. Yo como el amor ajeno y él como el nuevo amor, debemos ser inteligentes para satisfacer con prudencia, nuestras expectativas sin lesionar a otros para que yo siga siendo ajeno y él siga siendo nuevo. ¡Somos tan efímeros como precarios!
En una oportunidad yo también fui amor nuevo y dejé de serlo, cuando me tomaron como rehén para convertirme en lo que soy, un triste y alegre...¡Amor ajeno!
Al final, es el corazón quien recoge el problema,...¡Por mas bobo!
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