El silencio ha tomado distintas rutas
buscándote para que digas tu nombre otra vez…
Me llamaste sin siquiera preguntarme si quería oírte otra vez,
tus ojos ya son simple recuerdo de un nacimiento marchito,
de la muerte de mis quejidos en la penumbra angustiosa de tu infamia…

Vil canalla que destruiste el refugio de tu vástago sin piedad
y que ahora pides perdón como si el cielo te diera la oportunidad de hacerlo…
Qué pretendes con decirme nuevamente tus metáforas marchitas si yo ya perdí el infierno que había en mi vientre…
Explícale lo que hiciste…
Yo no quiero saberlo otra vez…

Mira el cielo y confiésale que asesinaste sus deseos,
que ultrajaste sus ojos en las nubes perdidas…
Ya basta de tempestad en silencio…
Deja que su tumba siga fresca en mi pecho y que duerma sin temor.
¿Qué ganas con despertarlo?

Mejor calla y explícale sin palabras, mirando el cielo,
todo el daño que vomitaste esas noches de lluvia invernal.


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