Cuando ingresé a la residencia médica, el primer día de Hospital fue utilizado para recorrer sus instalaciones, presentarnos en cada servicio y conocer a quienes trabajaban allí. Un hábito saludable para poder manejarse con conocimiento y cierta solvencia; útil para evitar superposiciones y cortocircuitos.
En diciembre último ingresé casualmente a esta PAGINA, aunque quien busque “Cuentos” en la red se topa de entrada con ella. A partir de entonces, comencé el aprendizaje de movimientos y lenguaje adecuados al sitio.
Manejaba el Word, los mensajes del correo por el Outlook Express, y paseos esporádicos por alguna página. Me presenté, y recibí la contraseña para el Login. Luego armé la “Bio”. Descarté el tema de la foto, pues me superaba, y no parecía imprescindible Luego vino el armado de la producción personal. Comencé escribiendo directamente en el rectángulo que solicita el TEXTO (Aún no manejaba: seleccionar-copiar-pegar), por lo que los primeros fueron los más cortos, y cumplí con la misteriosa “breve descripción”. Allí abajo leí indicaciones para resaltar palabras, en Códigos HTML. Más de un mes me llevaría descifrarlos. Entretanto, textos parejitos.
Luego descubrí el Libro de Visitas. Y aparecían visitantes, que habían comentado los textos, dejando acotaciones y saludos. No todos con cortesía y buenos modales, pero...Responderlos siempre me pareció elemental como norma de convivencia, y además un método necesario para socializarse en la comunidad. Con el transcurso de los días, iba agregando textos y veía aparecer comentarios y estrellitas. A las segundas nunca les presté atención, ya que las percibí anónimas. Los primeros, sí, muy interesante tanto recibirlos como responderlos, ya que muchos de ellos ponían a prueba ideas personales de los textos, y más de una vez ayudaron a repensar, revisar, corregir, reducir o ampliar, y descartar. Comprobé que, a veces, sus gustos eran diferentes a los míos, y visitaban textos que no había tenido demasiado en cuenta. Otra visión, otros ángulos...Y de allí saltaba a las visitas, donde aprendí a conocer a quienes iban y venían con experta conducción y sobrado manejo, y me tomé algún café, algún vino, algún mate..También descubrí la manera de charlar reservadamente a través del tilde “Privado” (que también permite el insulto a las sombras). Caminé por los FOROS, por EVENTOS, y también pasé por el Concurso Breve de Cuentos; allí me demoré hasta el último día para descubrir cómo se pegaba el cuento. Vi el “timbre” CHAT, y probé. Una y otra vez. Nada Luego alguien me aclaró que se debía tener el MSN Messenger. Más tarde apareció La_Columna. Quise ingresar. Me dejaron un Nick; voy y vengo, y quedé encerrado en su estructura. Grité. Alguien recogió el llamado y sugirió ir al Logout para salir.
Para entonces, ya había progresado con el código HTML, y “editaba” los cuentos cuando quería corregir alguno, y “borraba” los que habían pasado desapercibidos, para reeditarlos en mejor oportunidad. Comenzaba a mirar hacia afuera, abandonando la mirada centralizada en el ombligo (viene casi con el cambio de bolita), y excursioné por distintos autores, algunos sugeridos, otros hallados, y me deslumbré con el hecho de que algunos, en su “bio”, sugirieran lecturas y paseos con el sistema directo de “timbre automático”, que produce el arribo instantáneo al sitio elegido. Maravilloso. El cómo, misterio insondable, sólo apto para iniciados. “No, pedazo de... Es fácil...allí donde está tu bolita azul...¿mi qué...? Ahhh, sí, ésa. Claro, te explican, vos tenías la verde los dos primeros meses, luego la azul, y después.. (después Dios proveerá). Bueno allí verás el U: para el autor, y el C: para el texto, ambos encerrados entre [] .Cuando descubrí que debía teclear Alt Gr para producir éstos, había transcurrido casi una tarde entera. Realicé la operación y, ¡Oh maravilla! ,pude enriquecer la bio con el listado de mis sugerencias preferidas, incluyendo algún timbre para ahorrar tiempo.
Continué, con menor frecuencia, con algunos furcios y metidas de pata (como apresurarme a tildar dos veces un comentario, y verlo aparecer repetido: ¡Qué pesado insistidor el hombre!, o comentar La_Columna como La_Columna)
También paseé por los FOROS y dejé alguna sugerencia, abrí un par de temas, y de repente, zás, a alguien no le gustó como opinaba y me lo hizo saber sin anestesia...Ahhh...¿También hay de esto?. Luego de la furia inicial, aplacada con un mate o un vaso de cabernet-sauvignón, comprobé que no era otra cosa que el tono agrio que necesita como condimento cualquier cóctel, para ser más sabroso. Resultaba de esa combinación sutil, el sabor agridulce imprescindible para el buen paladar...
Y ya va siendo hora de retirarme, que el abuso también se paga...Buen fin de semana para todos.
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