Siempre viajando por un río. Chocando con cuanta piedra se cruzara en mi camino.
Mientras mi piel amoratada por el frió y los golpes , solo se sumía… y no sentía.
Entonces llegaste tu, cual flor que brindaba agua fresca, desde sus pétalos, a mi boca.
El frío seguía…
Los golpes permanecían…
El dolor punzaba…
Pero de igual manera, sigues tú, flor antecesora aun prado inmenso que brotaba desde mis ojos.
Acariciaste mis manos…
Me miraste a los ojos…
Me besaste…
Me viste…
Y entonces existí
Por fin llegue al mundo…
Gracias a tu aliento de vida.
Cuando tus ojos están frente a los míos,
Y mis pulmones reclaman aire,
En ese mismo instante, mi corazón reclama para huir de mi pecho.
Miedo?
Querer?
Deseo?
Solo se que permanece hasta la noche.
La que dura hasta que nuevamente tu mirada coincide con la mía.
Solo espero que este viaje termine en buen puerto…
Siguiendo el caudal de nuestros sentimientos, y la honestidad de nuestra piel.
Mientras tanto
No seré yo quien privará a mi sangre, mi mente y mi alma, del inmenso gozo que experimentan al sentir la tersura dulce de tus manos.
Gracias por soportar mis gritos de socorro, y proponerme un canto a la libertad y la belleza.
Ese detalle ha hecho que la calidez de tus labios cobije todo este pobre espíritu enjaulado.
Y que el TE QUIERO
Escape espontáneamente desde mi interior
Hasta mis labios
Quienes arbitrariamente
Se unen a los tuyos
Para proclamar el punto seguido.