Las agendas vacías
(o mi vida es la que yo quiero vivir)
De todo el léxico juvenil, siempre ha existido un calificativo que me ha llamado la atención, el de “perno”. Al escucharlo por primera vez, mi reacción instantánea fue: “perno... ¿Cómo un tornillo?, Sin saber que al plantearme esa pregunta inmediatamente pasaba a engrosar la larga lista de personas inmersas en este cruel y despectivo apelativo. Pero a la larga ¿qué es ser un perno?. La respuesta es difícil de precisar ya que nunca se ha realizado algún estudio serio al respecto. Por esa razón este estudio, mas que una teoría definitoria del tema, es una reflexión simple, pero sincera de un humilde estudiante de periodismo.
Primero que todo voy a plantear mi propia definición de perno. Perno, nerd o lelo, (como se le quiera llamar) es aquella persona que no entra en los cánones establecidos en la sociedad, son quienes odian salir de fiesta, visten de manera ordenada, hablan de manera correcta, respetan toda ley existente o simplemente están en desacuerdo con aquel grupo dominante dentro de su hábitat social. Esta seudo clase social, esta intrínsicamente relacionada con la cultura globalizada que vivimos actualmente, donde la competencia y la cultura del mas fuerte están siempre presentes.
En todo grupo social existe siempre una facción dominante, aquella que se encarga de impartir las reglas de comportamiento e imagen y que también es la encargada de segregar a todo aquel que no sigue estas leyes o que simplemente no están de acuerdo. Estos grupos se mueven como gregarios, dependen del que esta al lado suyo para realizar sus actos, se sienten fuertes como masa, pero generalmente de manera individual no causan mucho daño, salvo el líder, que es el cerebro detrás de cada broma u ofensa contra los segregados. Cuando el líder manda, su orden es acatada inmediatamente y es cumplida por el matón de turno o por el secuaz favorito del líder mas conocido como el “chupa medias”.
El perno, sin embargo, se mueve siempre en solitario, desconectado de su alrededor, preocupado solo de sus intereses, porque si hay algo que se le pueda criticar a los “pernos” es su excesiva individualidad que llega incluso a grados patológicos. Si bien siempre es bueno esforzarse por lograr tus metas, la sociedad siempre da un momento de respiro y relajo para que las personas se diviertan y compartan unos con otros, pero para ellos (los pernos) no existe descanso alguno su única preocupación es la de perfeccionarse en el ámbito que más les interese, ya sea el estudio, el arte o la música, se obsesionan a tal punto que el resto de las actividades humanas les parecen banales y de poco sentido practico por lo cual desisten de realizarlas.
“¡¡¡Necesito un Psicoanalista!!!”
El mayor problema que pueden llegar a sufrir los pernos, es que esta condición se mantenga a través del tiempo hasta llegar a la etapa adulta. Si una persona no logra salir de este encasillamiento antes de entrar definitivamente al mundo laboral corre el riesgo de quedarse para siempre en esta condición. Es posible que durante la juventud, el perno pueda sostenerse con la fuerza que da el sentirse rechazado, como un quijote que combate contra los molinos de la incomprensión y la indiferencia, pero ya en la edad adulta las fuerzas se van agotando y la pena y la nostalgia de sentirse solo se van haciendo cada vez mas presentes, provocando depresiones, stress y problemas psicológicos de todo tipo.
Es ahí cuando aparecen en escena los psicólogos, psiquiatras, guías espirituales, tarotistas, etc... los que con sus terapias encausan a los pernos por el camino de la felicidad extraviada haciéndoles creer que el tiempo que habían perdido puede ser recuperado y que no todo está perdido. Ahora si el trauma no es superado por especialistas, los pernos vivirán segregados, humillados, explotados y vejados.
Viviendo el olvido.
Si durante la etapa adulta el perno es explotado (a causa de su excesivo gusto por el trabajo), durante la vejez vive su etapa de mayor apogeo. Si tuvo la suerte de haber encontrado pareja vivirá en el retiro de su hogar, con su pareja, sus libros y algunas visitas esporádicas de sus hijos y sus nietos. Es este el gran momento de sus vidas, en donde aquellos que pertenecían al grupo dominante lloran sus recuerdos y se deprimen por no ser como cuando eran jóvenes. La ancianidad le otorga al perno la paz y la tranquilidad que les fue esquiva durante toda su vida, atrás quedaron las burlas y los abusos, al fin llegó la época en que pueden estar como siempre han querido estar: Solos, contemplando el horizonte desde su cómodo escritorio.
Su muerte generalmente es en familia, es difícil encontrar a un amigo de un perno en la vejez, ya que estos están muy cómodos en sus escritorios disfrutando de su soledad que se olvidan de sus pocas amistades. Son olvidados, de hecho son siempre el pariente que solo servia para sacar de apuros económicos.
Esta es una breve descripción de la vida de estos personajes. Aun no me queda claro cual es la semiótica de la palabra perno, pero si me quedo claro que la vida de ellos es bastante dura, y si son capaces de soportarla, pasan a ser seres que merecen el más absoluto respeto y admiración.
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