ya casi son media noche. he conversado con mis muertos, en casa de ellos. nunca les veo, pero siempre les siento. leí hace poco un poema de uno de ellos. era el de mi padre. era un bello poema escrito hace mas de treinta años, hablaba del mar, el silencio, la paz, la vida, el cielo, la noche crispada y llena de oscuridad... fue bello leerle. estaba escrito sobre un viejo cuaderno de no mas de cincuenta hojas. su letras era tan legibles así como era su voz. dejé sus notas y a la mañana siguiente le escuché, después de mas de veinte años de estar muerte. me dijo: ¡baja!. me levanté y como un sonámbulo, bajé las escaleras hasta llegar a la puerta de casa. nadie vive en casa. solo las cosas y mi cuerpo y mis muertos. el día aún no nacía. la llovizna junto a la neblina enfriaban mi cuerpo. era un lugar extraño estar en ese instante. abrí la puerta y salí unos pasos adelante, luego otro, y vi sobre la acera un papel viejo. lo cogí con delicadeza. lo leí, era un poema mío, escrito la noche anterior. pensé que posiblemente lo había botado por la ventana de mi cuarto, o quizá fuera otro poema de mi padre que lo había escrito a través de mi cuerpo mientras dormitaba sobre la máquina de escribir. muchas cosas pensé, pero lo cierto es que entré a mi casa y subí a mi cuarto y leí el poema. decía algo así:
"no abras la puerta de tu vida,
desconfía de todas las noches,
de la voz de los vivos,
de una tarde medrosa y pálida...
sal a la calle sin nada de ideas,
recuerda mi cara, mi cuerpo,
mis manos...
mi voz cuando hablaba de dios...
haz el amor todas las noches
busca una mujer no fea ni bonita,
no, no, no, no...
busca una mujer para ti
media tonta,
tetona,
culona,
y que no hable mas que tu...
trabaja no siempre
busca un lugar para sentarte
a mirar la vida que pasa
detente y cierra los ojos
así se mira mejor
el color final de todas las cosas
ten muchos hijos
aunque te lloren y meen
es de mucho valor servir
a quien te lo pida...
aunque no tengan tu sangre...
y ve a casa
cuida a tus muertos
ellos se preocupan por ti...
piénsalos,
y no dejes de escribir un poema
hazlo por tu alma,
tu corazón,
tu amor sin carné de identidad..."
me gustó el poema y lo guardé bajo mi caja. cerré la caja y me levanté a mirar el día que tenía algo mas para mí. salí a la calle y vi un gato mirándome a los ojos. estaba sobre la cerca del edificio de enfrente. pareció conocerme. lo llamé: ¡baja!. y el gato bajó. entramos a casa y le di de comer, mientras escribía un poema...
san isidro, junio de 2007 |