Yo no era una persona normal; era guapo, realmente guapo, increíblemente guapo.... Tanto, que las mujeres normalmente caían rendidas a mis pies a la mínima insinuación por mi parte; otras veces sin que mediara siquiera la mencionada insinuación.
Desde el colegio, mis bellas facciones me facilitaron las cosas; nunca fui un estudiante ni siquiera mediocre pero salvo contadas excepciones tenía la nota asegurada a poco que me esforzara en esgrimir una sonrisa.
En el trabajo, a pesar de no dar ni golpe ascendí rápidamente; ellas se volvían locas por estar cerca de mi; ellos también...llevarse mal conmigo; no prestarse a hacerme tal o cual favor era un salvoconducto seguro hacia el ostracismo y la indiferencia cuando menos.
Mi amistad y mi compañía eran disputadas; no había recepción ni fiesta o comida a la que no estuviese invitado; llegué hasta a tener cierto caché; no me negaba a que me hiciesen ciertos regalos por asistir a esta o aquella fiesta...o por dejarme ver por el sitio de moda, agarrado del brazo de alguien dispuesto a pagar por ello.
Era feliz con mi hermosura; se me abrían todas las puertas y casi todo se me daba hecho; antes de pedir un deseo ya me era ofrecido por alguien; si necesitaba hacer una gestión, siempre aparecía quien estaba dispuesto a hacerla por mi...no necesitaba preocuparme por nada; era guapo, muy guapo...
Nunca habría podido imaginar algo parecido ni en la peor de mis pesadillas, pero una mañana me levanté y me habían robado mi cara; al mirarme al espejo casi creí volverme loco...no podría explicar como lo hicieron, ni como engañaron a los demás porque nadie nunca me ha creido. Solo sé que las mujeres ya no me miraban como antes; que nadie se prestaba a hacerme favores; no me invitaban a fiestas ni querían tan siquiera tomar un café conmigo, ya me podía dejar bigote, barba o perilla; con gafas o sin ellas, nadie me miraba por la calle.
Se perdieron las sonrisas con que todo el mundo me obsequiaba...perdí todo lo que tenía “por la cara”; perdí mi trabajo, mi casa...mi maravillosos coches, mis prebendas, mi cargo y hasta mi destino...
Pero se donde está mi cara; la tiene un tal Leonardo Dicaprio, es mi cara; estoy seguro de que el sabe que es una cara robada; pero no puedo hacer nada.
Ahora soy feo, me dejaron una cara de saldo; con ella tengo que trabajar mas que cualquiera, arreglar mis propios asuntos sin ayuda y pelear todos los días hasta en la cola del autobús...las mujeres ya no se me dan bien.
Mas que nada por tener conversación si alguna se dignaba a dirigirse a mí...empecé leyendo a García Márquez; a Benedetti, a Cortázar...Kant, Leibnitz, Frege, unamuno...; veo cine de Godard, Kiarostami y Yukio Mishina...y estudio 5º curso de piano y 4º de guitarra...las chicas con las que salgo ya no son tan despampanantes, al menos por fuera. Hasta he adquirido cierto sentido del humor y ya se contar chistes....la verdad es que cada vez me cae mas simpático este chico, Leonardo Dicaprio.
Tened cuidado si sois especialmente guapos, hay ladrones de caras sin escrúpulos; otro dia os hablo de los ladrones de almas...
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