Y así frente al volcán blanco y radiante, Camila y Rodrigo se levantaron de la arena y decidieron subirse en bote ,Rodrigo tomo los remos y le dijo al dueño del bote que volverían en media hora, posiblemente serian más que una
el destino jugaba.
Junto con el lago, desembocaba a un rió hermoso y fuerte torrente de historias de amor que se olvidaban.Rodrigo afanosamente se fue hacia el rió, el remaba , él sol iluminaba su rostro , Camila confiando en él no dijo nada, pasaron a orillas del rió Destino , ella vio muchas rosas, pararon unos segundos , y las corto una por una, sintió un breve paso por el paraíso , Rodrigo silenciaba , preocupado de su navegar.
Entonces el rió potente y fuerte , empezó a luchar con ellos y poco a poco la corriente los sometió, a menudo que avanzaban ella no los dejaba dirigirse al lugar que querían , los arrastraba a su lecho dominante.
Se adentraron a orillas los árboles mas fuertes ellos los ayudaron a entrelazarlos, parecía que toda las esencias de ese lugar luchaban junto a ellos, entre estos el bote se enredaba y el pánico reinaba, él intentaba calmar a Camila, en horas o quizás un instante pudieron salir, Rodrigo, sudaba por el esfuerzo hecho, ella tuvo un silencio profundo. ¡ Habían vivido la aventura que la estuvo a punto de llevarlo a la muerte!
Finalmente entre sus labios una rosa los acompaño a su lugar de inicio ,salvos , entregaron el bote, el ocaso daba su último suspiro , y el ruido de la civilización volvía a penetrar.
Esa era la historia de un día, que como fue un día jamás volvió a pasar
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